Celulares
"¿Cómo no me voy a acordar de la chopa de Rosita? ¿Con su tinte pelirubio lleno de raíces negras, su nariz y boca operadas y su risita de pendeja? Ahora me dicen que es lesbiana. Yo no lo dudo. Oye el nombre: Rosita. Ninguna de las Rositas que he conocido son cosa buena, te lo digo. De cualquier manera, ya no me importa, total, que ella terminó con el novio porque creo que le pegó cuernos y saltó de cama en cama hasta que se enganchó con una mujer. No, yo no creo que estuviera con Sutanito nunca. Digo, eso creo, que no meto la mano 100% en ese asunto de Rosita. Oh, pero ¿tú no te acuerdas el día en que a mi novio le tocaba dar clases y ella se bajó a amarrarse las zapatillas y le enseñó el alma?, sí, que iba sin brassieres y el pobre de Sutanito estaba rojo, rojo, y se estrujaba las manos como un niño, sin saber qué hacer y ella se dió cuenta y le picó un ojo porque yo no sé qué sal es que tiene Sutanito para que las mujeres se le estrallen, pues bueno yo estaba detrás de la puerta y me tiré todo el evento y lo único que hice fué decirle a Sutanito: "Pero mijo, ¿tú nunca has visto tetas? No te apures, que te las voy a enseñar y eso, que las mías son de verdad, que ella tiene dos peñones operados que ni se mueven" Ah, pero dime, ¿cuándo tú o yo EN TODA NUESTRA VIDA hemos hecho semejante vagabundería? Sí, yo le tuve que decir eso a Sutanito porque estaba como histérico y como estúpido. Los hombres se dejan estupidear con un par de senitos, total, llenos de silicona y durísimos. ¿Cómo es que no se dan cuenta de que esas rocas son pasadas por el quirófano y no son senos? Yo le veo la cirugía a todo el que se la hace. Ahora bien, no es que critico porque yo me la voy a hacer un día si se me caen, tampoco hay que andar como una vaca por ahí con las ubres colgando mientras todas las mujeres hoy en día andan en cuerpo nuevo. Ah, sí, yo sí que me las voy a hacer y todo lo que tenga que hacerme. No es verdad que el mio va a andar viendo mujeres por ahí sin poder comer gourmet. Nooo, yo he averiguado, no me voy a poner en manos del mata mujeres, noooo, yo soy muy nerviosa para ponerme en manos de cualquiera, aunque la más sana se muere de pendejá. ¿Tú te imaginas? Jajaja, sí, dizque ¿de qué se murió? de una cirugía plástica en los senos, mierda, qué fuerte. Mira, te dejo, que me toca mi turno. Okey, babai, sí, sí, adió!"
La mujer avanza en la fila y paga sus asuntos bancarios. Cuando sale, ahí mismo en Multicentro, se topa cara a cara con la amiga de antaño: "¡Muchacha, cuánto tiempo! Ahorita mismo estaba hablando de ti, que no he sabido nada de ti en tanto tiempo. Oh, sí, ya terminé con Sutanito. Ay, quién sabe porqué, yo ni me acuerdo. La verdad es que lo dejé por estar mirando mujeres andando conmigo. No, que yo sepa él no me pegó cuernos. Pero, ven acá, cuéntame, cuéntame, mija, tú te ves muy bien, ¿no sabes de algún buen cirujano? Es que me quiero hacer de todo ¿Qué nooo? No relajes, Rosita, que yo no te puedo creer eso."
Y tanto lo negó Rosita que la otra hasta se lo creyó, y así Rosita siguió tan campante metida en sus jeans Seven nuevecitos, cogió su carrito de super sabiendo que el supervisor le estaba viendo la cinturita que se acababa de hacer con el que mejor hace cinturas que es el mata mujeres, y se detuvo un rato en la góndola de navidad que acaban de poner, para que todos los que pasaran, la vieran a gusto. Marcó el número de Sutanito y le dijo: "¿Adivina a quién me acabo de encontrar? Sí, a Fulana, ella ni tiene idea de lo tuyo y lo mío, ¡la pobre, siempre en la luna! Bueno, mejor. Ah, y me dijo dizque te dejó por mirón de mujeres, jajaja, como si ella te hubiera dejado a tí y preguntándome una sarta de vainas que dizque dónde me he hecho cirugía plástica, ¡oye!, como si yo me hubiera hecho alguna, ¿tú puedes creer ese insulto? Nooo, ¡mijo! ¿y esa pregunta? ¿estás dudando? No seas ridículo que yo no tengo que decirte que no me he hecho nada, ¿tú no sabes que eso se nota cuando una se desnuda? Te hubieras dado cuenta con lo mirón que eres. Oye, ¿qué es lo que vas a querer de cena? Ta bien. Nos vemos ahorita."
Y enfilando para la nevera de carnes, toma el número 087, van por el 082, que lo tiene una rubita de lo más mona, a la que mira de reojo. Uno de los hombres que corta carne le dice:
- ¿Qué hubo, Rosita? ¿Cómo va el programa? Anoche lo ví, diablo esa blusa que tú tenías, ¡ese marido tuyo tiene que ser un hombre dichoso!
- Bien, bien, Nolasco. Ah, ¿viste los chistes de anoche? pues esta noche viene mejor ¿Y tú? ¿cómo estás?
- Aquí, en la luchita, no tan bien como tú- y la mira con los cuchillos en los ojos, como buen carnicero
Ella se ríe un poco y se voltea, la rubita se ha ido y casi dobla por los jugos y yogures cuando se detiene a ver algo como la fecha de caducidad de un producto. Rosita se acerca y hace como la que toma una barra de mantequilla y se le cae cerca de los pies de la muchacha. La rubita se la pasa y sin querer le ve todo lo que lleva bajo la blusita que se le ha despegado del cuerpo al intentar bajarse. Se sonroja y casi se rie porque lo que ve no sabe si le gusta o si no. Rosita se aprovecha y se agarra de ella para subir y hace como que se equivoca y la toca al lado de un lugar íntimo, mirándola a los ojos. La rubita se asusta mucho, y de los nervios, casi se cae de gusto patas para arriba junto con Rosita, por lo que ella le dice una cosa que la rubita no entiende bien hasta que sí la entiende y se plantan a hablar de lo más normal, como si se conocieran desde hace mucho. La rubita la reconoce de los periódicos y se dá cuenta de que Rosita es hermosa. Rosita la mira insistentemente a los ojos y le escudriña un poco el cuerpo. La rubita se dá cuenta pero no es lesbiana por lo que se asusta el doble, con un sustito de montaña rusa en el pecho. En la carnicería gritan OCHENTISIETE y Rosita le pasa su tarjeta personal a la rubita y quedan en seguir hablando de una tontería. Se voltea no sin antes darle un besito entre la mejilla y la boca, como por equivocación, cosa que dejó a la rubita aún más nerviosa y pensando en eso por varios días. Mientras camina, siente que el pantalón nuevo le hala por la sisa más de lo normal. Pide su carne y se va feliz pensando en cuándo la llamará la rubita y apuesta mentalmente consigo misma a que no tarda 48 horas en recibir esa llamada. Y sale por la puerta del Multicentro medio tristona porque ahora tiene que cocinarle a Sutanito el churrasco que le pidió, ¡como si ella fuera mujer de cocina!