Familia Ortiz Díaz

Wednesday, October 31, 2007

Celulares

"¿Cómo no me voy a acordar de la chopa de Rosita? ¿Con su tinte pelirubio lleno de raíces negras, su nariz y boca operadas y su risita de pendeja? Ahora me dicen que es lesbiana. Yo no lo dudo. Oye el nombre: Rosita. Ninguna de las Rositas que he conocido son cosa buena, te lo digo. De cualquier manera, ya no me importa, total, que ella terminó con el novio porque creo que le pegó cuernos y saltó de cama en cama hasta que se enganchó con una mujer. No, yo no creo que estuviera con Sutanito nunca. Digo, eso creo, que no meto la mano 100% en ese asunto de Rosita. Oh, pero ¿tú no te acuerdas el día en que a mi novio le tocaba dar clases y ella se bajó a amarrarse las zapatillas y le enseñó el alma?, sí, que iba sin brassieres y el pobre de Sutanito estaba rojo, rojo, y se estrujaba las manos como un niño, sin saber qué hacer y ella se dió cuenta y le picó un ojo porque yo no sé qué sal es que tiene Sutanito para que las mujeres se le estrallen, pues bueno yo estaba detrás de la puerta y me tiré todo el evento y lo único que hice fué decirle a Sutanito: "Pero mijo, ¿tú nunca has visto tetas? No te apures, que te las voy a enseñar y eso, que las mías son de verdad, que ella tiene dos peñones operados que ni se mueven" Ah, pero dime, ¿cuándo tú o yo EN TODA NUESTRA VIDA hemos hecho semejante vagabundería? Sí, yo le tuve que decir eso a Sutanito porque estaba como histérico y como estúpido. Los hombres se dejan estupidear con un par de senitos, total, llenos de silicona y durísimos. ¿Cómo es que no se dan cuenta de que esas rocas son pasadas por el quirófano y no son senos? Yo le veo la cirugía a todo el que se la hace. Ahora bien, no es que critico porque yo me la voy a hacer un día si se me caen, tampoco hay que andar como una vaca por ahí con las ubres colgando mientras todas las mujeres hoy en día andan en cuerpo nuevo. Ah, sí, yo sí que me las voy a hacer y todo lo que tenga que hacerme. No es verdad que el mio va a andar viendo mujeres por ahí sin poder comer gourmet. Nooo, yo he averiguado, no me voy a poner en manos del mata mujeres, noooo, yo soy muy nerviosa para ponerme en manos de cualquiera, aunque la más sana se muere de pendejá. ¿Tú te imaginas? Jajaja, sí, dizque ¿de qué se murió? de una cirugía plástica en los senos, mierda, qué fuerte. Mira, te dejo, que me toca mi turno. Okey, babai, sí, sí, adió!"

La mujer avanza en la fila y paga sus asuntos bancarios. Cuando sale, ahí mismo en Multicentro, se topa cara a cara con la amiga de antaño: "¡Muchacha, cuánto tiempo! Ahorita mismo estaba hablando de ti, que no he sabido nada de ti en tanto tiempo. Oh, sí, ya terminé con Sutanito. Ay, quién sabe porqué, yo ni me acuerdo. La verdad es que lo dejé por estar mirando mujeres andando conmigo. No, que yo sepa él no me pegó cuernos. Pero, ven acá, cuéntame, cuéntame, mija, tú te ves muy bien, ¿no sabes de algún buen cirujano? Es que me quiero hacer de todo ¿Qué nooo? No relajes, Rosita, que yo no te puedo creer eso."

Y tanto lo negó Rosita que la otra hasta se lo creyó, y así Rosita siguió tan campante metida en sus jeans Seven nuevecitos, cogió su carrito de super sabiendo que el supervisor le estaba viendo la cinturita que se acababa de hacer con el que mejor hace cinturas que es el mata mujeres, y se detuvo un rato en la góndola de navidad que acaban de poner, para que todos los que pasaran, la vieran a gusto. Marcó el número de Sutanito y le dijo: "¿Adivina a quién me acabo de encontrar? Sí, a Fulana, ella ni tiene idea de lo tuyo y lo mío, ¡la pobre, siempre en la luna! Bueno, mejor. Ah, y me dijo dizque te dejó por mirón de mujeres, jajaja, como si ella te hubiera dejado a tí y preguntándome una sarta de vainas que dizque dónde me he hecho cirugía plástica, ¡oye!, como si yo me hubiera hecho alguna, ¿tú puedes creer ese insulto? Nooo, ¡mijo! ¿y esa pregunta? ¿estás dudando? No seas ridículo que yo no tengo que decirte que no me he hecho nada, ¿tú no sabes que eso se nota cuando una se desnuda? Te hubieras dado cuenta con lo mirón que eres. Oye, ¿qué es lo que vas a querer de cena? Ta bien. Nos vemos ahorita."

Y enfilando para la nevera de carnes, toma el número 087, van por el 082, que lo tiene una rubita de lo más mona, a la que mira de reojo. Uno de los hombres que corta carne le dice:

- ¿Qué hubo, Rosita? ¿Cómo va el programa? Anoche lo ví, diablo esa blusa que tú tenías, ¡ese marido tuyo tiene que ser un hombre dichoso!
- Bien, bien, Nolasco. Ah, ¿viste los chistes de anoche? pues esta noche viene mejor ¿Y tú? ¿cómo estás?
- Aquí, en la luchita, no tan bien como tú- y la mira con los cuchillos en los ojos, como buen carnicero

Ella se ríe un poco y se voltea, la rubita se ha ido y casi dobla por los jugos y yogures cuando se detiene a ver algo como la fecha de caducidad de un producto. Rosita se acerca y hace como la que toma una barra de mantequilla y se le cae cerca de los pies de la muchacha. La rubita se la pasa y sin querer le ve todo lo que lleva bajo la blusita que se le ha despegado del cuerpo al intentar bajarse. Se sonroja y casi se rie porque lo que ve no sabe si le gusta o si no. Rosita se aprovecha y se agarra de ella para subir y hace como que se equivoca y la toca al lado de un lugar íntimo, mirándola a los ojos. La rubita se asusta mucho, y de los nervios, casi se cae de gusto patas para arriba junto con Rosita, por lo que ella le dice una cosa que la rubita no entiende bien hasta que sí la entiende y se plantan a hablar de lo más normal, como si se conocieran desde hace mucho. La rubita la reconoce de los periódicos y se dá cuenta de que Rosita es hermosa. Rosita la mira insistentemente a los ojos y le escudriña un poco el cuerpo. La rubita se dá cuenta pero no es lesbiana por lo que se asusta el doble, con un sustito de montaña rusa en el pecho. En la carnicería gritan OCHENTISIETE y Rosita le pasa su tarjeta personal a la rubita y quedan en seguir hablando de una tontería. Se voltea no sin antes darle un besito entre la mejilla y la boca, como por equivocación, cosa que dejó a la rubita aún más nerviosa y pensando en eso por varios días. Mientras camina, siente que el pantalón nuevo le hala por la sisa más de lo normal. Pide su carne y se va feliz pensando en cuándo la llamará la rubita y apuesta mentalmente consigo misma a que no tarda 48 horas en recibir esa llamada. Y sale por la puerta del Multicentro medio tristona porque ahora tiene que cocinarle a Sutanito el churrasco que le pidió, ¡como si ella fuera mujer de cocina!

Friday, October 26, 2007

Una Paola Indescriptible

Paola ha escrito. Ella es la indescriptible.


Un Perú indescriptible

El 5 de octubre salimos desde Puerto Príncipe, Haití hacia Fourtlauderdale y luego de varias horas allí salimos hacia Lima, Perú. Al llegar a Lima nos enteramos de que una de nuestras maletas (la que tenía toda la ropa nuestra) no había llegado. Hicimos el reporte y nos fuimos al hotel. El siguiente día fuimos al Mercado de Indios a comprar algunas cosas para abrigarnos ya que la temperatura en Lima es muy distinta a la del Caribe.

Conocimos lugares donde no ves turistas, como el mercado de comida, vimos frutas y verduras que antes no habiamos visto y como turistas al fin, tomamos fotos de todas y cada una de ellas.

Nos quedamos esa noche con la esperanza de que la maleta llegaría, tremenda frustración nos llevamos al volver del aeropuerto con las manos vacías. Nos prometieron que en el vuelo del día siguiente estaría nuestra maleta y que la mandarían hacia Arequipa que era nuestro próximo destino.

Volamos hacia Arequipa la mañana siguiente, yo me fui con todo el grupo para Cabanaconde (5 horas y media) en autobús, y Tim se quedó en Arequipa en espera de nuestro equipaje y nos alcanzaría en Llanca, que era el primer pueblo en el que íbamos a trabajar.

Hicimos primero una parada en Chivay para almorzar, luego en la “Cruz del Condor” donde no llegamos a ver ningún Condor. Llegamos a Cabanaconde donde pasamos la noche en el Hostal municipal, la mañana siguiente salimos temprano, 3 horas en un camión hasta el puente de Llanca (6,600 pies), cruzamos el puente y subimos unas montañas por casi 30 minutos, ahí nos esperaban nuestros mulos y caballos para subir a unos 10,100 pies; eso nos tomó unas casi 3 horas. Les cuento que el paisaje era espectacular, es increible poder ver como Dios creó tantas cosas y a veces dudamos de su existencia. En ocasiones no podia mirar a los lados porque sólo había precipicio, pero Dios nos cuidó en cada travesía durante esas 2 semanas.

Llegamos a Llanca, una ciudad pequeña, polvorienta y sin ninguna atracción para ellos más que comprar Chicha (alcohol) en la única tienda que tiene el pueblo, la iglesia lleva cerrada desde la última boda que se celebró ahí ya que no hay cura asignado de manera permanente, sino únicamente para las fiestas religiosas y las bodas.

Estuvimos ahí desde el lunes 8 hasta el miércoles 10 de octubre cuando salimos hacia Ucuchachas (11,340 pies y unas 3 horas y media de caminata), una vista preciosa del poder de Dios, entre ríos, cóndores y montañas las palabras no existen para describir tanta belleza.

En Ucuchachas nos recibieron los niños de la escuela con flores, la maestra nos cuenta que estaban desde las 8:00 am ansiosamente esperándonos. Trabajamos esa tarde y el próximo día hasta la hora de comida, nos marchamos después del almuerzo para Gilla, la primera hora y media era bajada de 11,340 pies hasta 10,400 y luego la siguiente hora y media subida hasta 11,700 pies. En nuestro camino nos acompañó una niña de 8 años llamada Rosa Linda quien es de Gilla pero estudia en Ucuchachas, se levanta cada día a las 5:00 am camina 3 horas para recibir educación. En muchas ocasiones se queda a dormir en la escuela durante la semana, se lleva la comida de su casa y la cocina cada día.
Ella nos cuenta que el recorrido lo hace con su oveja y su perro y que conoce caminos más peligrosos pero más cortos para llegar a casa.

Llegamos a Gilla, una parte caminando y otra parte en mulos. Al siguiente día de haber llegado, los niños de la escuela nos hicieron un baile típico de la región, estuvimos trabajando jueves y viernes. El viernes en la noche el padre Alejandro, un sacerdote anglicano quien nos acompano casi todo el viaje y que esta haciendo una labor preciosa en esos pueblos regalando Biblias e instruyendo a las personas sobre la palabra de Dios, realizó una misa para todos nosotros y para el pueblo de Gilla. El sábado partimos hacia Mina, subimos hasta 12,400 pies y luego descendimos hasta el pueblo. Creo que de Mina es donde más recuerdos tenemos, caminamos por 5 horas y media, vimos una mina de oro, atravesamos ríos, puentes, bajadas llenas de piedras y otras sólo con tierra. Como dice Tim, Dios nada más quiere ver hasta donde podemos llegar por El. Al llegar, fuimos al rio a buscar agua para lavar nuestra ropa, yo al menos tenía 3 pantalones y 2 t-shirt, pero Tim solo tenia 1 jeans y 3 t-shirts, así que con todo y que el agua era como de 6 grados, metimos las manos para lavar.El lugar mas frío de los visitados, tuvimos un servicio religioso el domingo y luego de éste comenzamos a trabajar, donde más niños vimos, mas abusos a la mujer, y donde nos quedamos trabajando hasta las casi 7:30pm.

Salimos a Choco (7,900 pies) el lunes en la manana, caminamos por casi 4 horas, atravesamos un rio, vimos manantiales, atravesamos el Cañón del Colca, más que asombroso es indescriptible, las fotos no dan crédito a las bellezas que vimos. Ya nuestros pies (con ampollas) no podían mas, pero nuestro anhelo de seguir disfrutando de las bellezas que creó nuestro Dios nos mantenía con ánimo. Llegamos a Choco. Nos instalamos en la Posta Médica de allá, el pueblo más grande y con más oportunidades dentro de los visitados, cada quien tiene su “chacra”, o “parcela” en dominicano, donde produce sus verduras y víveres para comer. De Choco les cuento que salí con el corazón roto y el deseo de adoptar 2 niños: Luís José y Jonathan, sus historias me conmovieron y me dejaron con el deseo de seguir sirviendo a Dios e infundir su palabra.

Llego Luís José (8 anos) para ser atendido, cuando le dijeron que se cobraban 2 soles o cualquier atención que él quisiera llevar, fue a su chacra y trajo un paquete de verduras frescas, se sentó en mi silla y me dijo: vengo a que me arregle unas muelas. Al verlo le dije que tenía que sacarlas, que no se preocupara porque eran de leche y las permanentes le iban a salir en 2 años, le dije que aunque yo no lo conocía de nada yo quería lo mejor para él y que por eso había que sacarlas, pero que necesitaba hablar con su mamá para explicarle. Me dijo: yo no tengo mamá. Casi me pongo a llorar en ese momento, lo miré y me dijo: tengo papá y abuela. Entonces le dije pues que necesitaba hablar con uno de ellos, me dijo que su papá trabajaba en la mina todo el día que iba a volver al dia siguiente con su abuela. Cuando estábamos en el devocional de la mañana siguiente llegó Luís José, me dijo que su papá dijo que le sacáramos los dientes y que su abuela iba a ir más tarde. Le coloqué bastante anestesia tópica para que no sintiera la aguja, lloró como es normal, pero colaboró. Cuando terminé le entregue los analgésicos y un carrito de juguete, le dije que cualquier cosa volviera que íbamos a estar ahí, volvió como 3 horas después para preguntarme si se podía tomar uno de los analgésicos, le busqué agua y estuvo visitándonos cada día hasta que nos marchamos. Ese día la doctora de la Posta me contó que su mamá abandonó a su papá por maltrato y que el papá le quitó al niño. Su papá lo maltrata físicamente y a todo le dice que no, está en la escuela porque el gobernador del pueblo le obligó bajo leyes a llevarlo. Es niño con muchos temores por la condición en la que ha crecido de que a todo le dicen que no.

Al día siguiente, llegó Jonathan, 10 años de edad, huérfano de ambos padres, su mamá murió al él nacer, su papá era ciego y murió a los pocos años. Vivía con el actual gobernador del pueblo que está emparentado con él, pero las leyes se lo quitaron por maltrato, dormía en el suelo con una manta (en aquel frío) y lo enviaron a vivir con uno de sus hermanos, el niño no se adaptó porque donde su hermano vivía era muy lejos de todo lo que él conocía, así que prefirió volver donde el gobernador, volvió a los 4 años, caminando solo, ahora recibe un mejor trato donde está y su sueño es irse a Arequipa porque es una ciudad más grande.

Ambos son niños, pero actúan como adultos, han tenido que madurar a la fuerza por las situaciones que han tenido que vivir. ¡Cuán bendecidos hemos sido los que a pesar de no haber crecido con abundancia material, si teníamos abundancia de amor en nuestros hogares!

Salimos de Choco el jueves 18, caminamos 3 horas y media hasta el puente de Choco, allí subimos al camión que nos llevó hasta Cabanaconde, de ahí un bus nos esperaba para dejarnos en Chivay, al llegar a Chivay fuimos hasta las “Termas La Galera”, son piscinas con aguas termales, un oasis en el desierto. Fue lo mejor después de tanto caminar, varios días sin poder bañarnos y tierra de pies a cabeza.

Luego nos fuimos al hotel y de ahí a cenar. A la mañana siguiente salimos hacia Arequipa, 5 horas y media más en autobús, en la noche un grupo fuimos a casa de Brian, el director de proyectos de Perú a cenar. Al siguiente día en la tarde, Tim y yo nos fuimos para Lima, al llegar al aeropuerto fuimos hasta la línea aérea para saber qué había pasado con nuestro equipaje y resulta que no tenían ni idea. Cuando bajamos para chequearnos en el vuelo, nos dicen que nuestro vuelo es el próximo día porque como es un vuelo de media noche hubo una confusión con las fechas, al escuchar eso les dije que gracias a ellos teníamos 3 días con la misma ropa y que trataran de buscarnos asientos en ese vuelo, nos abrieron espacio, no pagamos equipaje ni cambio de fecha, llegamos a Fourtlauderdale y nuestra maleta estuvo ahi las 2 semanas, no intentaron enviarla ni llamarnos, pero de todo ésto aprendimos lo que Dios nos enseñó: A depender de El en este viaje. Sobrevivimos, no de la manera más cómoda, pero los demás del grupo nos suplieron de pasta dental, abrigos, toallitas húmedas para darnos nuestros “baños de gato”, shampoo, acondicionador, etc.

Llegamos a Haití el domingo y donde dejamos siempre nuestro vehículo, que es en la oficina de un amigo cerca del aeropuerto, no estaba la llave. Stephan viajó a Bélgica y se olvidó de dejar la llave con el guardián, llamamos a Tarek un amigo, quien nos recogió y nos llevó a casa, dormimos casi todo el resto del día.

Fue un viaje agotador, con muchos inconvenientes, pero lleno de bendición. Dios nos enseñó la grandeza de su poder al crear todo este mundo, a depender y a confiar en El, a ver que podemos vivir sin lujos y que así como cada día les suplió el Mana al pueblo de Israel, asi mismo nos suplió y nos suple.

Al siguiente día de llegar me enteré que ya no tenía trabajo, mi jefe me llamó y tuvimos una reunión, estuve en shock porque no entendía cómo Dios sabiendo que necesitamos ese dinero nos deja así, sin recursos. Pero como El es Dios, soberano en todo, me regaló el leer un libro que compré hace varios años y nunca había leido “Cuando lo que Dios hace no tiene sentido”. Lo cogí porque para mí no tiene sentido nada de lo que está pasando y entre lo leido me impactó leer este versículo bíblico Proverbios 3:5 “Fíate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia”.

Visitamos ayer a unos misioneros amigos nuestros quienes tienen una clínica en Quadebuque, un pueblo a 40 minutos de Puerto Príncipe y voy a comenzar a trabajar allí, unos días para los de esa zona y otros días para los misioneros que viven aquí en Haití. Dios nos mueve de lugar cuando sabe que debe hacerlo. El tiene una visión mas amplia que la nuestra y solo El sabe el por qué hace cada cosa, aún no entiendo y como dice James Dobson en el libro, “muchas veces nos quedamos sin entender, pero debemos ser obedientes y movernos.”

Copio lo que el dice en su libro: ¿Dónde está la evidencia de la teología de “decirlo y reclamarlo”, que promete que Dios irá delante de nosotros con su gran escoba cósmica barriendo a un lado todas las pruebas y las incertidumbres inquietantes que pudiera haber en nuestro camino?”. Por el contrario, Jesús les advirtió a sus discípulos: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendreis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” Juan 16:33

A veces nos miran y se preguntan, ¿cómo pueden seguir así, como si nada?. Sólo sé que mi Dios provee siempre. Y como dijo Job: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. El Señor dió y el Señor quitó; bendito sea el nombre del Señor”. Job 1:20-21.

Contamos con sus oraciones, con el apoyo de los que creen y apoyan la gran comisión del Señor, llevar su palabra a toda lengua y nación. Seguimos sirviendo y llevando el evangelio, seguimos enfrentando pruebas, que aunque no entendemos, las aceptamos y aprendemos de ellas. Seguimos con fé, porque estamos llamados a servir y a servirle con AMOR.

Dios les bendiga y gracias por su apoyo.

Tim y Paola DeYoung
Ministerio Médico Internacional (MMI)/Haití

Wednesday, October 24, 2007

"Buendía, buendía"...


...pasándole la mano en el lomo al 24 de octubre del 2007, mientras teclea adormilado, le dice mi amigo dominicano al sol limeño; que parece que no está aunque el reloj diga que sí, como azuzándolo a que levante cabeza, a que despierte antes que él que está de pie pero no logra ajustarse a que ya hay que moverse. A veces, esa mezcla de realidad e inverosimilidad neblina de Lima, que anda tan suspendida, se suma al porqué no hay ruidos ni caravanas de carros con bocinas. En su introspección, mi amigo parece un hombrecito callado y avispado, que copia el movimiento ajeno en la cabeza para vaciarlo en los folios A4 o en los guiones que usarán los empresarios que invierten en productos que son perecederos y terminarán bajo las alcantarrillas; y no le queda de otra que despertarse saludando al día todavía hablando bajito..."buendía, buendía"...tap, tap a la cabeza.

Y la muchedumbre de gentes que soy, le molesta. Somos amigos, indudablemente, pero mi turbia multiplicidad excede su capacidad de tolerancia cuando él ni siquiera ha abierto bien los ojos o cuando está dándole vueltas a su absorción para ver por dónde la agarra. Revisa sus pendientes, porque yo no comprendo que es justo ahora cuando acaba de sentarse y encender la computadora y hay gente alrededor de él que le trae sus montones de verificaciones y papeleos multinacionales de lo que venderá hoy. Cosas y asuntos imposibles para la introspección de él que tendrá que bañarse eventualmente pero no necesita shampoo ni cajas de ahorros.

Cuando le grito al oido con mi voz chillona y caribeña, como si hubiera un megáfono en la ventanita del messenger las vainas que creo hermosas, mis maticas de orquídeas salpicando agua, mis lindas mañanitas, mi vidita de casada del medioevo; él comprende porqué prefiere que Dios no exista y me responde una tontería no vaya a ofenderme porque se piensa que me ofendo si me dijera, por ejemplo, "No me jodas", cuando más que nada, yo me digo lo mismo. Y quita la vista de la pantalla para sacar el pendiente de la empresa de relaciones públicas, para no desaprovechar este momento donde ha debido mentir un poquito. Y cuando le digo lo que sé de hoy, escribe por ahí casi con descuido "llamar al hombre de la armadura brillante", con disimulo, no vaya a creerse ninguno que le presta demasiada importancia a esos eventos romanos y sin sentido, que más bien parecen un Mardí Grass emperifollado. En el fondo, él tampoco quiere que se le olvide, lo que pasa es que yo lo he dicho sin darle mucha mente al asunto, salpicando agua, regando mis maticas. Y como lo digo todo, en decirlo todo, pierdo un cierto halo que los demás me etiquetan a veces y que me parece una pérdida rotunda de tiempo porque quisiera entrarle a la vida por el pecho y agarrarle el diástole en el mismo momento en que la vena suspira y poder decir "Miren lo que tengo" sin darme cuenta que la mano está ensangrentada ni que mi misma sonrisa estúpida de imbécil criminal mata momentos es la carita de Björk.

El no. Reserva el día, porque me gana por una hora, y guarda la llamada dentro de su introspección, para que se dé gusto inventándose una manera negra de decir lo mismo que he dicho sin pensar y que le quede de Cannes y se gane un león.

NOTA: PARA TI, PORTOS.
NOTA 2: Foto de Björk Live 2007, extraida sin permiso de www.bjork.com

Friday, October 19, 2007

Primera Poesía de Julián




La luna no está arriba
la luna no está abajo
ni a un lado ni al otro lado
está perdida.

Thursday, October 18, 2007

Postilla

Lo siento en el corazón y con los ojos, yo a él lo siento. Lo siento tanto. No me había dado cuenta del tanto hasta que me regalaron la misma revista que siempre me regalan porque es gratuita y allí lo ví. Fue como una doble cortesía el que me entregaran las paginitas de 1/4 satinadas, bien impresas, con portada semi blanda y que él viniera adentro.

Entonces lo busqué en la web y lo encontré. Igual a la vez del único día en que nos encontramos después que yo me convenciera de no tenerlo para siempre por las razones que fuera y que era oscuro y que él iba en su carro y yo en el mio y yo no sabía cuál era el suyo ni él sabía que manejo éste y a pesar de no sabernos nada nos reconocimos por encima de la oscuridad porque ninguna oscuridad puede escondernos. Y yo recuerdo también cómo detuvimos el tránsito esa noche y me miraba fijo y yo me hacía de la vista gorda hasta que finalmente aceleré pero el corazón iba dándome golpetazos como un conejo, nervioso y saltarín.

Lo busqué en la web y lo encontré. Esa maraña de estupideces que te salen en las ventanas emergentes, no me dejaban verlo entero, las cerré y le ví la misma carita de niño y los mismos brazotes y la misma espalda y recordé la vez en que le cambié el nombre, igual que la protagonista que era hermosa y aspiraba a ser ella, aunque Franz dijera "nada que ver contigo porque tu nariz es bombolona", ella era bella y yo era ella. Busqué por todas las fotos con curiosidad sintiéndome tan vieja y tan entrometida porque, qué es lo que hago viéndolas una a una, acaso tengo el permiso del escrutinio. Pero terminé con el bump adentro y me expuse más rápido que una Polaroid.

Y otra casualidad me entregó su voz y sus palabras. A veces incoherentes, a veces concretas, a veces entendiendo mi decisión de no quererlo, otras veces añorándolo como si acabáramos de terminar por esas estúpidas razones que bien podrían haberme forjado una felicidad plena. Me corté el pelo para que se fuera con el exceso la herida.

Me lo sentía ahí, creciendo todo el tiempo, formándose en su costra dura...hasta que tuve el valor de arrancármelo al pobre que no tiene la culpa de que yo lo proyecte, no es su voluntad crecer en mí, él es un glóbulo blanco que tiene otra función en la vida, él solamente me protege.

Ha vuelto a crecer varias veces desde entonces y cada vez que me lo despego, siento el dolor de que se vaya casi con placer o alivio, seguido por una blandura que arde porque es costumbre que esté allí, luego una ranurita que pide que vuelva y finalmente la segunda piel, dura, dura, durísima; que es mía aunque yo no quiera tenerla, aunque haya caido en el vicio de pasarme las yemas de los dedos a ver si sigue ahí, a ver qué forma tiene ahora, a ver qué teje en su costra, a ver cuándo se quitará para siempre, cuándo tendrá la desfachatez de irse y al fin dejarme sola.

Canvas

Hicimos empatía de inmediato. Ella estaba en mi carro por circunstancias benévolas, pero también había otra ocupando un asiento y no hice empatía con ella, a pesar de que las probabilidades tendían a Gina, puesto que la conocía de antes. Gina me había vendido mi apartamento pero era distante. Como de la clase de distancia que no tiene que ver con las palabras sinó con lo de adentro. Entonces, con Claudia fue como que ella estaba ahí, muy presente, fuera porque nuestros temperamentos tienen esa tendencia a abrirse o cualquier otra cosa que ella tuviera que me fuera agradable, Claudia se quedó conmigo. La doblé y la guardé en una gaveta porque es imposible hacerla desechable. No existe esa fórmula con ella.

Luego, el tiempo y el lugar nos fue saludando con frecuencia, la ceremonia de graduación a la que asistieron su hijo y el mio nos trajo un nuevo saludo, uno al que se le sentó encima una esperanza, moviendo sus patas traseras y chirriando. En las clases de la tarde, donde todas comentaban algunas cosas banales porque eran desconocidas; Claudia, Rosa Mary y yo nos envolvimos, nos hablamos de lo mismo, nos incluimos una a otra y nos dimos cuenta de que nos ocupaban las mismas ocupaciones que sólo ocupan a quien se deja ocupar por ellas. E hicimos un trípode. En su atrayente tienda nos topamos alguna vez, no sabía que ella tuviera algo que ver con esa tienda de la que soy clienta, pero resultó que sí, que ella era algo así como la administradora o dueña, porque vivo en esa clase de incoherencia que se preocupa del otro sin prestar atención a ciertos detalles.

En la tarde, una que se derretía del calor en mi cara, tenía vergüenza de haber llegado a la plaza con esa cara, aunque necesitaba comprar un papel para mis dibujos en las tres ces. Allí estaba Claudia pero saludando a alguien más, como leeejos. Luego que se acerca y nuestro intercambio fue para quedar juntas. Así acordamos algunas cosas. Acordamos asuntos de trabajo, como de dinero, asuntos que en realidad no me dicen nada pero me sonaron bien porque ella los dijo. Lo que estaba tácito era la incipiente afinidad. Desdoblé a Claudia, la senté frente a mí con café, bisutería, libros, palabras, con imágenes de diseño, con arte y hasta con cariño, para hacerla una persona que también me ha desdoblado porque, de alguna manera inexplicable, quiere intercambiar opiniones conmigo.

Tuesday, October 16, 2007

Eu, etiqueta

Retrato - Cecilia Meireles

Papiroflexia

Monday, October 15, 2007

Caravana

Santiago tuvo un sueño anoche. Hablaba con Isolda y le contaba asuntos casi hermosos. Se encontraron en el Espresso Bar porque la invitación era apetitosa, decía que se tomaran su café y biscotti y podrían hablar de cualquier cosa que les viniera a la mente. Así que ambos coincidieron por separado que aquel sería un lugar apropiado. Ella lo encontró entre la muchedumbre. En los apartados, él tuvo que responder a su idioma natal, casi por instinto. Como el aullido en las estepas es respondido por otro aullido. Como el niño que abre la boca ante la teta. En un minuto, él le dió vueltas a la manivela y abrió una ventana nueva para ella, para que le entrara el aire. Entonces, vino la fresca matinal del Pacífico y le salpicó la cara de leones marinos que aplaudían.

Era todavía temprano para los dos. Aunque la conversación subía y bajaba de nivel, cual ola; una risa, un parafraseo, una verdad a medias, una maravilla de palabrerio....se encontraron al final hablando de lo mismo, en el mismo idioma, hablaron del punto geográfico, ese lugar-hogar, el sitio donde respiras diario y comes y te bañas y te dejas de bañar y vuelves a bañarte, y te echas al río, y te haces de una figura propia y te la crees. Se hicieron señas acerca de ello. Se dibujaron en el mapa y se dieron cuenta de la lejanía de suelos. Se abría un mar de por medio, sólo un mar, en el borde dos océanos, y en medio, un archipiélago le dibujaba orejas a la cara de los dos, por un lado las mayores, por el otro, unas siete islas santas, en el Golfo de Morrosquillo, en el Caribe colombiano, una se apellidaba igual que Santiago porque alguna vez fue suya.

Y una cosquilla en la frente de la cara de él sobre el pasamontañas que le crispó los nervios a ella pensando que era uno de los que le han dado un mal uso a la prenda. Unos lentes, una nariz, una Juliana que es preciosa e inmóvil y posa. Montañas de azufre y el lugar donde se pierden 20. Eso le quitó momentáneamente la risa para darle hipo.

Cuando finalmente él estuvo a gusto, se supo a la izquierda, regido por otro huso horario, por otra realidad quizá más cruel que la de ella; aunque la de ella tenía otra cara, otra esfera; la de él era fuerte, fortísimo RA-TA-TAN de redoble de izquierda alzado en las montañas, con Ingrid perdida casi creida muerta. La de ella era la de un pueblo hambriento y maleducado. No criminal, pero sí pobrísimo pueblo con un niño pidiendo en cada esquina y los haitianos llegando por montones con su vudú, apilándose por doquier en la ciudad que apenas empieza a ser vertical.

Pero él pasaba por una calle de Cali, requeteatestada de bloques y bordeaba unos cadáveres hechos por paramilitares, ahí mismo, bocabajo. ¿Quiénes son esos cadáveres?, se preguntaba mientras pasaba por el lado, cabizbajo, como para que no le agarraran la mirada terrible de asco y rabia, de humanidad, de impotencia, de ganas de que don Alfonso tuviera unas armas y otro par de cojones y le sacudiera el polvo al vecino guerrillero y drogadicto, mientras él sudaba la fiebre.

Es que ella era fresa. Tan fresa y estúpida, que se creía que eso sólo pasaba en las noticias. Entonces, por enésima vez, la realidad le explotó en la cara y se la dejó negra, con los ojos afuera para que pudiera verlo todo sin hablar, igualmente vestida con su pasamontañas, para no delatarse. Y mientras él se era triste, creyendo que no podría lograr cambiarse la cara, ella creía que podría seguir riendo mientras le explicaba la risa. El click de la risa. El principio de la carcajada.

Friday, October 12, 2007

20, 23, 26, 29, 50, 56

Manuel le vendía loto a los italianos, a los polacos, a los ingleses y a todo europeo que cruzara por su bodega, perfectamente ubicada en la esquina de la 149, un poquito más allá del Holland Tunnel. Detrás de los abarrotes apilados, escondía la máquina que jugaba números por papel moneda en US$ como una ruleta tragapapeletas, en vez de monedas. Luego de que Mayor Giuliani asumiera la postura de que eso no era legal, todas las bodegas habían escondido sus casinitos en el cuarto de atrás, pero eso todo el mundo lo sabía y pasaban directo por el lado de la caja hasta donde se hallaba la fuñía maquinita.

A veces, el que se llamaba Mike se pasaba horas y horas con sus conocimientos de Estadísticas, aprendidos en su Europa Oriental, descuidando su licencia de taxi en la espera de acertarle a la maquinita o a la loto. Pasados los tres años, dejó la maquinita porque entendió que el hopper no tiraba nada valioso y no se iba a poner como los delincuentes a estarse con imancitos y tonterías. Entonces, se enfocó exclusivamente en la Lottery.

Tuvo que dejarse de estar sentado tiempo completo, acuñarlo como hobbie obsesivo y ponerse a taxiar. A cada semáforo, anotaba un número y jugaba dos cosas, los números resultados de sus fórmulas y los azarosos, los que le llegaban a la mente por una casualidad del ojo, una placa, una calle, uno que se leyera en las camisetas de las personas, un letrero, un grito, la cantidad de bocinazos. A veces los fraccionaba por tipo de bocina, 4 de una corneta y 6 de otra, el fortysix en el papelito.

Se jugaba los chelitos del taxi a números fijos y variables. 12 16 21 39 43 51, en el Draw de hoy. Shit, no pegó ninguno. 02 03 19 44 47 57, cogió un numerito. Ahora los combinaba, el que pegó con otro. Cuatro años de corrido, se jugó el teléfono de las oficinas de la Lotto, 518-388-3415, fraccionado de todas las maneras posibles: 5-18-38-83-4-15, 51-83-88-34-15, y como sólo llegaba hasta el 60, los que eran altos, como los ochentitantos, los reducia a un algoritmo o de diferente manera, sacándole la raíz invertida (derivada), multiplicando un número por el otro, sumándolos entre sí, restádolos, dejándolos inválidos hasta una cifra que cupiera en el límite.

Hoy tenía fé en el 20, 23, 26, 29, 50, 56. Eso lo había sacado de unas cuentas perdidas en el correo más los matasellos y otras combinaciones cabalísticas que incluian los años de la mujer que lo dejó con su número de hijos. That'll do! Llueve, llueve, llueve y Manuel no llega a abrir la bodega. Se ha pasado de horas para buscar a la rubia de la 57, que lo contrató fijo esta semana. Volvería más tarde.

Al otro día, Manuel lo encontró empapado de lluvia y de espanto fuera de su negocio, seis de la mañana. Pensó que había acertado un número y venía a canjearlo.

- Hello, Mike, anything new?
- See? 20, 23, 26, 29, 50, 56; I even hit the Bonus and Extra numbers!!! It's all on my small paper!! I just couldn't play with all the driving! Do you think they will cash my numbers if I prove them I wrote this before the Draw? 45 millions! 45 millions, Manuel!

(Basado en una historia real)

Wednesday, October 10, 2007

Testamento

Me gustaría tomar todo lo que pienso y escribirlo en un papel, para que mis hijos no se piensen que no fuí humana. Aún así, temo lo peor. Temo que, al leerme, denigren mi vida y juzguen mis sentimientos carnales e insulsos con la misma rigidez con que lo he hecho primero, o me desechen por una excesiva preocupación por lo divino. Temo también haber puesto mis dogmas de fé en algo intangible y demasiado perfecto como para que exista y que, al cruzar el umbral blanco, termine encontrándome con nada y todavía pase más tiempo en un limbo. Temo que me crean incoherente con la misma clase de incoherencia que se manifiesta cuando le escribo airada a mi amigo, fulano, porque cuando leo algunas cosas que manda, voy escuchando cada palabra con su mismo registro y modulación de voz y termina por darme una rabia rojísima el contraste de la provocación escrita con tanta educación, y fulano, tan diplomático, se hace como que comprende, aunque la realidad es que me quiera mandar una pastillita cóctel de Seroquel, Lamictal, Abilify, Zyprexa, Risperdal, Geodon y Trileptal.

De esta manera, tengo miedo de que mis hijos me conozcan y sepan que he perdido el tiempo, que soy esta incoherencia, estos retazos, que dejé de lado mi esencia para ser lo que otros querían fuera a pesar de que procuro que ellos sean auténticos. Cuando se dén cuenta, me perderán todo el respeto y con ello, el amor, y me arrojarán de una vez por todas de su apellido y no querrán estar cerca de la clase de humanidad a la que pertenezco. Y me tendré sola.

Máximo José, de camino a la clínica a donde iríamos a operarlo, me dijo que él lo disfrutaba todo, disfrutaba la gran aventura de ir a la clínica, que iba a llorar poco y que se iba a acordar de que mi gran deseo era que nada le doliera para que todos nos sintiéramos felices. Me dijo -Oh, sí, voy a ir muy valiente como Buzz Lightyear, volando y disparando mi láser-. La hermosa filosofía del juguete que se ha aprendido sus funciones hasta creérselas, ¡tan capaz de volar! Salió de la clínica, cinco horas más tarde, trotando con Buzz Lightyear en la mano, presionando el botón rojo y simulando que tenía el suyo en el hombro, disparando rayos láser por doquier. Nadie podía creer que este niño tenía cuatro años, ni que estaba recién operado como yo no me creo que haya nacido de mí semejante ser humano.

Tuesday, October 09, 2007

Ni Siquiera

se te ocurra voltearte. Me decía a mí misma, como intentando ponerme en orden y salir del shock. La señora harta-de-la-vida le acaba de decir a mi hijo que "Coño, niño tan gordo, tú no ves que estás aplastando al otro". Mis dos niños, hijos de dos padres que se preocupan, que no les pasan una pero les dan mucho amor y que entienden el respeto a los adultos y a los demás; ve que a la harta-de-la-vida le ha molestado la belleza de ver dos niños completamente felices, diciendo adiós con sus manitas a todo el que les pase por el lado mientras comparten un carrito de super, sin molestar a nadie. Entonces se me monta un asunto y me volteo y le digo, "Claro, usted tenía que decir algo feo, si usted no tiene nada bonito que decir, quédese callada" a lo que me responde con un chuipi.

Es que el asunto es más básico, Gitti ¿Cómo puedo enseñarle a mis hijos el respeto a los adultos? ¿A cualquier adulto? A cualquier adulto porque el otro día, también, una señora "de-la-familia" le estaba pegando a mi hijo menor sólo porque el niño estaba caminando por la alfombra de la casa y a ella no le gusta que se la pisen. Entonces, no hay respeto, es cierto. Yo me he pasado la vida envuelta en respeto por la señora de-la-familia pero siempre ella me lo faltó a mí, así que, para que aprenda ella, no yo, la amenacé si me le volvía a pegar a Julián y le dije que yo nunca me defendí cuando ella abusó de mí, pero que mis hijos sí tienen quién los defienda y que mucho cuidado. Porque yo digo que hay maneras de hacer las cosas. ¿A usted no le gusta que le pisen su alfombra? Dígamelo cuando yo vengo, avíseme que el niño está pisando con sus zapatos nuevos y completamente limpios una alfombra que parece que usted usa de pañuelo, dígale al niño "por favor, mi hijo, no pases por ahí". El tiene tres años, pero sabe escuchar perfectamente, gracias a Dios, y obedecer. Pero ¡no venga a dármele golpes a la primera! Ahí tuve que decirle también al niño y delante de ella, porque esa mujer ha sabido ser mala, mala conmigo y con mi hermana, que si ella le vuelve a hacer algo que yo lo autorizo a que se defienda, o que me lo diga, que yo la pongo en su sitio. Si te supieras la cronología histórica, me lo aplaudieras.

Antes, cualquier adulto corregía a cualquier niño y la única loca con la que me topé fue con la señora-de-la-familia. Ahora, hay tanto loco suelto, que yo no voy a entrenar a mis hijos para el respeto absoluto. Ay, no.

En el colegio le estuvieron pegando a mi hijo mayor, tres niños más grandes que él. Dale, dale, dale. Cuatro meses yo quejándome para que lo que le dijeran a MI HIJO que no podía jugar con el niño que le pegaba, en vez de decirle al niño que le pegaba, que no podía pegarle a los más pequeños. Y porque, al final de los cuatro meses de decencia, un día me quejé más duro; en el colegio se armó un alboroto tal, que hasta las profesoras se prestaron a decir mentiras con tal que yo quedara como la mala de la película. Todo para distraer la atención sobre el hecho de que ellos no tienen el control ni lo van a tener. Entonces, te pregunto, ¿cuál es el paso a seguir? ¿quitarlo del colegio? No, lo inscribimos en un Club de Tigueraje y lo reinscribimos en el colegio y le dijimos a nuestro hijo: Si te vuelven a dar, tú agarras las piedras del patio y se las tiras, y si eso no es suficiente, búscate un palo y le das muy duro a quien sea, que papi y mami se hacen responsables. Eso, después de agotar el "se lo dices a la maestra" y escuchar "pero es que ellas están muy ocupadas hablando con las otras maestras en el recreo"; el "uno no devuelve golpe con golpe" y demás etcéteras y recibir a cambio que tu hijo, que entró perfectamente feliz a este colegio, al mes ande encorvado y se le salgan los pipís a los 3½ casi 4 años.

Monday, October 08, 2007

Te ve


El está en su fútbol. Faltando :20, empató Dallas. Hoy no cogió una apuesta de medio millón a los Yankees y, mira, los descalificaron. -Pero ¿tú no estás incómodo acostado sobre el cubrecamas?-, espeta ella y se ríe porque él siempre que la ve frente a una serie le pregunta lo mismo. Se levanta, va a la PC a chequear los otros juegos. Son las 12.

Ella está en sus series. 7 pm. Everybody Loves Raymond trata de que Ray va a cuidar de los mellizos. 8 pm. Will trata de ser el Cyrano de Jack y el tipo se dá cuenta y va directo al vestidor y dice "Nice talking to you". 9 pm. Y en otra, Grace está narrando que estaba en Bloomingdale's "And this Jennifer-Love-Michelle-Sarah-Felicity looking thing bumps into me and says, "Excuse me, ma'am." y ella se rie tanto porque se ha sentido mil veces igual. Grace se parece a Oddy, solo que roja. 6 pm. Seinfeld va manejando y se rasca un lado de afuera de la nariz y esta modelo que él trata de conquistar casualmente pasa en un taxi y cree que él tiene el dedo dentro de la nariz y le hace la cruz, mientras Kramer va a reclamarle a Calvin Klein lo del perfume de olor a playa y se convierte en modelo para el diseñador. 10 pm. Psychic Sue said I was going to spend the rest of my life with a guy named Jack, Jack who?, Jack you, Jack me?, No thanks. Se ve Te Ve.

1 am. Hace rato están dormidos, con el aire en automático y en 15.

Carmiña

La muchacha que todavía viste de faldas, amanece cada 16 de julio con tanto júbilo interior como si fuera su cumpleaños, toma con sus manos un pedazo de la Virgen para moverse en procesión hasta la iglesia, subiendo la colina, elevando su espíritu al sonido de las gaitas, bordeando los praus que ya fueron empacados en balagares, mirando un montón de verde por golpe de tambor; sinceramente piensa que Arboleya debe ser el Jardín del Edén.

Tranquila, escucha la misa cantada, toma la hostia, participa de la subasta de panes, se devuelve a casa ungida y feliz, como si el tocado blanco del traje fuera ahora refulgente.

Brinda arroz con leche estampando caramelo para irse a sentar en la cocina en pleno verano. Cuando un ñeño se acerca, se da cuenta que ningún tiempo ha pasado, que éstos, los nietos, son lo mismo que los hijos y recuerda el momento en que cada uno de sus cinco dejara los juguetes que les hizo Maximino apenas unas navidades atrás. Qué extraño es pensar en los que están en Santo Domingo, si nunca se han ido. Qué extraño el tiempo si hace poco conoció a Maximino, que le ayudó a tallar esta vida juntos en la casa paterna, cada mañana a su lado en la huerta, unas veces recogiendo manzanas para la sidra, otras ordeñando vaques, algunas veces sembrando patatas y fabes, a cada minuto tratando de que no fume y que deje la sal, dejándolo quedarse por horas afilando gubias y formones…y durante este gran viaje, Carmina felizmente canta, se da cuenta que no estuvo errada: “la vida se hace haciendo”. Y se despide mirando toda la descendencia que queda en Arboleya, Nava, Gijón, Oviedo, Madrid, Barcelona, Dominicana; pareciera que la geografía los dispersa pero juntos la bendicen por siempre. ¡Salud, abuelita, madre, esposa! Qué pacífica alegría saber en dónde te hallas.

Marchanta Mamma

Batter Mamma

De nada, fulano

Yo hubiese querido entregarte Alejandría, fulano. Entrarla toda en un chip, sumarle estos tantos siglos de páginas y páginas, que tu cerebro le fuera compatible a esa tecnología y sentarme frente a tí como hasta ahora no se ha podido: a conversar de verdad. Es un deleite genuino escucharte con todas tus inflexiones de voz, siempre me sorprenden el tono y el timbre porque son muy agradables, además de la sustancia; pero es una lástima que no he aprendido el arte de conversar. Esas son las verdaderas intenciones. Así que comprenderás que estuve muy lejos de atinarle a mis intenciones. A veces quiero que el mundo las materialice todas, como de porrazo, y que nunca regrese a su eje, dejándome por una vez realmente satisfecha.

La verdad es que salí con la idea de comprarte una memoria para la cámara, para que nos deleitaras con más imágenes de esas que has procesado, o un lente o un filtro; algo así, (ay, si existiera un procesador de pensamientos al tiempo en que se dispara tu obturador: ¡yo sería la primera en comprarlo!) pero tuve que detenerme antes en una librería y me deshice de mi pensamiento inicial al encontrarme de reojo con Pamuk, a través del cual creo haber visto un poquito de ti. No he tenido el placer de sentarme a solas con toda su extensión, pero las pocas líneas salteadas suyas que he leido antes que ahora me lucen un poco al ambiente que crea Kipling, no así el lenguaje, y si sus estancias son remotamente similares, sé que me gustará.

Tus cariátides, con perfiles indispuestos, llenas de viento, cargadas como marchantas o aguateras, cuelgan a la entrada de mi casa; después de la puerta a la derecha, para que todo el que venga, se deleite. Una idea que me dió Máximo es buscarle un lugar en la misma sala, aunque no le he encontrado. A Máximo creo que le enterneció tu foto o el gesto, todavía no sé cuál o si ambos.

“Los cinco lenguajes del amor” es literatura coquito. No me gusta la literatura coquito pero la compro porque he tenido que aprender a ser persona. Es que “Estambul” estaba solo y me vino a la cabeza esa vez en que te sentí con el corazón roto, aunque muy disimulado por tu diplomacia, y supe que cualquier pérdida que tuvieras, incluyendo esa pasada, me dolería personalmente; lo mismo que me alegra tu sanidad cardíaca actual, espero que ella te ame de la misma manera en que tú a ella, me parece que te lo mereces [Me sorprende el hecho de que me creo que te conozco, como si de verdad lo hiciera, y que te trato de esta manera, como si fueras un íntimo, para luego andarte pidiendo disculpas por el atrevimiento ¡Total que nunca sé si mis excesos para contigo han sido borrados o meramente diplomatizados! Lo peor es que de ninguna manera eso cambia la impresión de que me creo que te conozco y de que, inevitablemente, te trataré con la misma intimidad no provocada. Sí, ya sé, ¡qué rara soy y muy fresca contigo! Dejaré de disculparme por ello en el futuro]. Así que la cuasi-novela rosa se coló sin darme explicaciones y dejé que ese libro invadiera mi compra. No sé si le encontrarás utilidad alguna.

Dahl es como Carroll, un bestia filtrado en literatura para niños. No sé qué tal esos cuentos, pero he leido otros, incluyendo el famoso chocolatado, que me han dejado pensando mucho en la naturaleza humana en su forma básica, sin atavíos. En la gente desnuda de poses. Hasta me gusta su uso del ridículo o del absurdo, porque es inteligente. Dahl me sorprende como las “Matemáticas Dementes” de Carroll.

Pensativa

No sé si te conté que actualmente estoy en el curso base para optar por una plaza para la carrera de Bellas Artes, que en Dominicana tiene cupo limitado y no ha sido estructurada para adultos sinó como carrera vocacional y extracurricular dentro del programa de Educación Media y Secundaria. De 300 a 350 personas que entran a este curso, desde hace dos años, sólo unos 30 entran a la Escuela, evaluados rigurosamente. Instintivamente eso es lo que soy y siempre quise hacer, pero queriendo no contradecir a mis padres, construí otra cosa de profesión. Pienso en el valor que me faltó para perseguir aquella media beca en New York Center Arts...y el valor que me ha faltado para perseguir otras cosas, como escribir para publicar; que me veo igual que a los diez, detrás de mis gruesos lentes, la coronilla del pelo sobresaliendo por la espina dorsal de un libro de boca abierta, escupiéndome de frente, descubriendo la oscura y polvorienta biblioteca de secundaria del Colegio Santo Domingo cada recreo; vestida de tanto brío calmo, con el corazón desbordado, mordiéndome los dientes para sentir los huesos de la sién, sentir el choquecito del parietal recubierto contra los lentes; y finalmente, anestesiar los espectros hasta el día después, hasta el timbre de las 10:40 am, en la soledad de aquel palacio. O a los catorce, en una ruidosa fiesta a las que todos anhelaban ser invitados y yo allí, desperdiciando una codiciada invitación, cumpliendo, siempre cumpliendo; pero con la mente en “1984”, releyendo la página en la que quedé en mi cabeza mientras un disputado joven me saca a bailar y yo, desnuda, puesto que mi invasiva madre me había cortado la falda para que dizque estuviera a la moda, todas las piernas al aire, y me había montado en el carro para que yo fuera a la actividad...y allí frente al muchacho, yo con el ceño fruncido sin escucharlo ni entenderlo porque quería descifrar ese momento en que la sociedad de la desinformación y la manipulación cambia a todos los hombres menos a uno y le achica las palabras, invirtiendo el proceso de expansión que dá el amor a una fórmula; hasta que me dí cuenta por Clara, una de mis mejores amigas que se moría por él y yo sin entender el alboroto porque siempre fui la más joven de todos los grupos y la más lenta en lo social, tardía para cosas como la atracción al sexo opuesto; entonces, sintiéndome tan interrumpida por él como manipulada por mi madre, igualmente absorta le digo que porqué no bailaban mejor ellos dos y me ví como el Gran Hermano, observando en la pista de baile a la sociedad de la desinformación lanzarse unos contra otros, con los puños al aire y tuve un momento déspota. Esa monstruosa imagen mia la pude ver desde afuera y me asustó tanto, que decidí dejar de ser una come libros muda para empezar a ser persona e interactuar con los demás. Hasta descubrí que, por momentos, mi capacidad de disfrute por lo insensato y superfluo excede mi capacidad de abstracción. Y, lamento que, en el proceso, mis conversaciones son monólogos porque nunca me sometí más que tardíamente a esta práctica, donde hablo mucho e insustancialmente, porque mi boca, en el entusiasmo de verse ejercitada, deja de lado al cerebro y dispara. SHOOT.

Veinte años más tarde, soy un poco esa misma persona con algunos “upgrades” solo que vieja, viejísima. Soy el cuerpo de la primera Macintosh con el disco duro de una iMac o una Mac Pro, que envidia a HAL porque ha aprendido a conversar y sus dos memorias se disputan entre lo que procesan y lo que ejecutan. Así me la paso frizada. Espero con los dedos cruzados que me acepten en la Escuela porque he perdido mis habilidades en un 80%. Me sobreviven chicos de 15 a 18 años, con una seguridad y limpieza de trazo, que espantan. Gente, como todas, que hace lo que quiere, sin artificios ni complicaciones. Y como todavía le tengo tanto miedo a hacer lo que me gusta, como si pensara que hay algo de malo en ello, no sé cuándo llegaré a nada.

Respuesta

Oh, mana, he tardado en responderte porque me escribiste algo tan lindo y, de alguna manera, siempre me dejas sin palabras. Te recuerdo diferente a como las demás personas te recuerdan. Todas las chicas del cole te recuerdan por tu bella voz. ¿Quién pudiera olvidarse de aquellos solos que usted nos regaló? Brazil era una de mis favoritas. Sin embargo, la primera imagen tuya que recuerdo es en claroscuro, sentada sola en un escenario y mi grata sorpresa por lo bien temperada de tus cuerdas en un recital de Cello donde tocaste. Recuerdo que aquello fue hermoso. El lugar estaba poco poblado, aunque no vacio, y hasta recuerdo lo que iba pensando en aquel momento en el que te sentí tocar tan bello: cómo Dios nos ha puesto la música para hablar de la interioridad, de lo que no se puede hablar ni describir. No sé si eso alguna vez te lo dije, pero tu voz, hermana, se quedó grabada en mi corazón. Tu voz son esas cuerdas, es tu positividad eterna, es que siempre tienes hermosas palabras para los demás y que todo lo transformas en luz. Y aunque tu voz es preciosa, estoy segura de que tu alma lo es aún más. Me falta mucho para llegar ahí.

Para usted que admira un buen diálogo de cuerdas, le presto el diálogo de "El concierto para violines No. 2" (dice "Allegro" pero tóquelo para usted misma en "Affetuoso"), del maestro Bach, quien tiene todo mi respeto por su sentido del orden y una parte de mi corazón.

Un beso, espero algún día tener el privilegio de hablar con semejante voz.

Noblesse Obligue

Mi prima cumple, cumple hoy. Tiene una silueta grácil, con su cuello largo. La mirada profunda. El aspecto casual. Fuma uno, dos, tres, la cajetilla, de los más increibles y exóticos nombres. Insiste en hacerlo en la cocina cuando visita mi casa -Que mi papá fuma en todos lados cuando viene- le replico, pero ella llega al lavaplatos y se instala.

Siempre lo podemos hablar todo. Es de las pocas personas con quien lo puedes hablar todo, sin sentirte incómoda ni juzgada. Amiga fiel del que sea su amigo, nunca se le escuchará una crítica. Ni siquiera de lo obvio, de lo que salta a la vista. Aunque le choquen las cosas que ve, no dirá una palabra que suene a chisme ni a falta de tacto.

Está encargada de un grupo grande en su trabajo pero nadie se dá cuenta porque ella es sencilla. No anda con gesto ni con paso de jefa. Se pierde entre sus subalternos pero tiene una autoridad der diablo, por lo que nadie se confunde.

A mi prima le tocó vivir ahí. Le tocó esa vida y por eso ella se hace como que pertenece, pero su rango es mayor. Los ama mucho a todos, aunque en su habitación diga: NO PASE y ha cedido su verdadera esencia, que es de lo más parecida a Carolina de Mónaco, dulce, dulce hermosura de princesa. Y yo la amo mucho por quien ella es, y me doy cuenta, y yo, que soy una plebeya, sé que nunca llevaré su corona, ni tendré su gentileza, ni sus manos cuidadas, ni su hermosa piel.

Dos por dos

Dale, dale, zumba, sale y se cae. Patas para arriba porque es gordito, o como le gusta decir, FUERTE, haciendo molleros. Pero se levanta con un "TA-RAAAA", brazos al aire, casi como gimnasta, porque no concibe nada mejor que caer con estilo ni perder la gracia.

Su hermano lo mira entretenido. Ha estado pintando en el piso, manchitas, manchitas, de muchos colores, separadas, ninguna ha quedado sin rellenarse bien. Vuelve la cabeza al papel y prosigue con el dibujo, el marcador se vuelve furioso y suelta una risa. Y me dice: -Miiya, mami, lo dibujé como supegdman.- Y miro la hoja y tiene manchitas azul por todos lados y el centro rojo casi como un triángulo y dos palitos pa'rriba.

Sunday, October 07, 2007

A andar por la derecha

La sub-directora del colegio era una señora muy vulgar. Sus ademanes, su físico, su voz, eran vulgares. Hasta sus uñas tenían ese aspecto de bruja o de ... ¡Con lo que se pagaba en aquel colegio! Debieron considerar mejor a alguien que hiciera juego con la Directora, que tenía aquel porte, aquella mirada, la cabeza siempre alta, aquellos gestos de quien ha conocido Francia y ha vivido en un Château. Una mujer de alcurnia, esa doña Herminia. Una señora recta pero educadísima. Siempre con vestidos de impecable caida, correctísimamente ataviada, sin muchas alhajas, pero bien accesorizada. De hablar perfecto y femenino. Su única desventaja era el pelo, que quizá iba muy endurecido por el esprei.

Un día, Uri se hizo de un gancho. Cogió una percha de alambre, la desenredó, la extendió y luego la curvó un poco, otro poco en la punta, la metió por una de las ventanas de hojas de madera de la puerta del primero de bachillerato y aguardó a que ella entrara, provocada, por supuesto, por salvaguardar la disciplina de nuestro salón. Que entrara la sub-directora, creo que está claro.

Yo me quedaba tiesa en mi silla, la primera de mi fila. Todo lo gozaba a la distancia porque me faltaban las agallas para hacer esas cosas, pero bien que las pensaba y llegaba a casa a rememorar las aventuras de Uri como si ella fuera Pippi Calzas Largas, una "outlaw" niña.

- ¡Aquí viene! - y todas se sentaron rapidísimo en sus butacas, como si nada pasara y recuerdo que al lado mío se sentaba la niña más fina de todas, delicadísima joven que esquiaba en sus vacaciones de navidad y cuya casa era el sueño de un arquitecto, con piscina en cascada. A esa hermosísima joven, que además es prima de mis primos pero en el colegio se hace la que no sabe nada, en el juye-juye, se le salió un gas, por decirlo con decoro, y sonó altísimo y nadie se dió cuenta salvo por mí; a lo que ella, con ojos lagrimosos, cejas encorvadas, se puso un dedo en la boca a manera de súplica. Pasó un tiempo largo para que yo reaccionara, pero por supuesto asentí y le dije que no se preocupara. Y pensé, -Mira qué cosa, ella es humana-. Por que tenía la obsesión que sólo las personas de mi casa eran los que iban al baño a defecar. Con mucha sinceridad yo creia eso.

Entra la señora con su típico andar en zapatos ortopédicos, resollando, abriendo la puerta con su mano regordeta llena de púas a manera de uñas, de un rojo nunca visto y con su voz muy vulgar, habla de la disciplina, del decoro. ¿Qué tanto decoro podría enseñarnos esta señora? Nunca he entendido que alguien utilice palabras que no conoce. Y su perorata se ampliaba y su cabello subía y bajaba. Todas explotadas de la risa, las 28 del primero "C", y ella a molestarse y el cabello subiendo y mal colocándosele en la cabeza, y la señora ni cuenta porque su rabia ante tal falta de decoro era mayor que su sentido del tacto, y el peluquín pelimarrojizo, bailando.

Finalmente, se va, nos pone en suspensión la nota de disciplina del mes, - ¡A todas, he dicho! -, y el primero "C' arrastraba del asco y la risa. Hasta María Isabel, que era la representante del curso, no pudo contener sus carcajadas en voz alta.

La siguiente de Uri fue "la vaca". Erase esta señora una profesora de matemáticas inmensa, que gozaba diciendo que ella, de joven, había sido una chica Barbizón. Sí, decía Barbizón, con acento en la última sílaba, mientras se agarraba con sus uñas muy largas y pintadas, todas las cadenas que descansaban sobre su clavícula, las acariciaba desde arriba hasta abajo, las soltaba y las volvía a coger para hacer lo mismo, abriendo mucho los dedos de la mano antes de estrallarlos en su pecho para, al final de la línea de cadenas, ponerlos como un pico.

A "la vaca" le tocaba el período de clases que precede al recreo. Tenía muchas manías de las que puedo hablar largo y tendido, pero solo tocaré tres porque eran demasiado peculiares. Lo primero era que se sentaba en la mesa de su escritorio y no en la silla. Sin importar sus dimensiones, procedía a sembrarse en el borde de la derecha de la parte frontal, tomaba el atril y se lo ponía enfrente. Pero eso no es del todo peculiar, si no extrañara tanto la manera en que tomaba el atril entre las piernas, como si fuera una lucha libre y ella lo pensara estrangular entre sus pantorrillas. Siempre que lo hacía, una vocecilla en mi cabeza decía: "aaaprieeta, aprieta, aaaprieeetaaaaaa".

Lo segundo era que escupía mientras hablaba. No una salivita, no una llovizna, sinó verdaderos escupitajos, todo un ciclón. Las de mi curso eran malvadas. Eramos el curso con mayor excelencia académica de los cuatro de nuestro mismo grado, pero éramos malvadas. La mayoría procedía a sentarse en el piso para copiar mejor la pizarra, era un áula hecha como en un zaguán, laaaargaaaaa, ocupada hasta la mitad de sillas y algunos días le abrían sombrillas a "la vaca", en su cara. Y ella sin entender, las mandaba a cerrar, que no estaba lloviendo. -Sí, profe, llovió en el recreo, ¿usted no se dió cuenta? Deje que las sombrillas se sequen - Y "la vaca" tan ingenua, lo permitía.

Lo tercero era que explicaba muy bien sus clases. Entonces, procedía a preguntar lo que acababa de exponer de la siguiente manera: - A ver, a ver...- daba una o varias vueltas girando toda sobre el talón de un pié y donde cayera con el dedo -¡Uuuuusté!- Así pedía repetir la explicación. Si respondíamos bien, daba varias vueltas sobre su eje y casi gritaba un enfático: -¡Cooorrecto!-Nosotras nos arrastrábamos de la risa ante tal despliegue de payasería. Ella creía que aquello era "cool". Tan ingénua después de todo "la vaquita". Ay, shú.

Lo cierto es que Uri, audaz Uri, empezó a regar el rumor de que los olores fétidos que a veces invadían nuestra aula luego del recreo, eran ocasionados por "la vaca", que le pedía a cada gente que pasara por "GO" y dejara parte de su alimento en sus manos. Mi querida compañera Uri se buscó un radio grabador de cassettes, que era lo que se usaba entonces por allá por 1986. Estratégicamente lo colocó bocinas arriba debajo de la esquinita de la profe, enchufado y grabando.

Tuvimos que huir hasta la Santa Catalina, que quedaba en el edificio de primaria, para escuchar la cinta. Cuál no sería nuestra sorpresa al escuchar que Uri estaba en lo cierto. Cuando "la vaca" se ladeaba a la derecha y a la izquierda, que parecía acomodarse en su mesa, se escuchaba un sonidito bombardero y otras veces, el mismo sonido de una vejiga que desinfla. Y risa, y risa, y la profe Willin que pasa y pregunta qué hacemos en primaria, y nosotras nos desternillábamos y no le podíamos decir. Y risa y risa y más risa.

Verde

Complaciendo a Yuan escribí alguna historia. Me gustó porque Yuan es mi amigo y nunca me había solicitado nada; pero sólo lo hice por eso, no porque verdaderamente tenga nada que decir. Y sé que no me gusta escribir donde alguien vaya a leer porque mis pensamientos deben quedarse conmigo solamente. Mis verdaderos pensamientos no tienen esa voz que tiene mi lápiz, son más refinados, más concretos. Soy amante de la buena lectura, ¿cómo puedo ser tan mediocre tratando de crear lectura? También he dejado de hacerlo porque me provoca envidia no tener el don de los otros que escriben mejor: Homero, Frank son mis favoritos y me provocan dejándome muda. Solitariamente muda frente a sus blogs. Para la próxima, le daré el enlace de ellos a Yuan para que deje de leerme y me cambie por alguien mejor. Quizá deje de leerlos yo a ellos, para no pensar lo peor de mí, pero eso último sería un gran sacrificio porque estoy adicta. Así que prefiero quedarme callada y no volver a sucumbir ante ninguna petición, por mucho que yo quiera a Yuan o a Franz o a Pedro.

Equal

El Malecón se cae. Todos los camiones ahora se desvían por el frente de la casa de mi mamá y, entre los frenos y el ruido, dá vértigo. Parecen ruidos de accidentes, cada tres segundos. Van enclochando, frenando y acelerando y se les escucha un sonido como de caldera soltando humo, parecidos a vapor de barco. Cruza la vecina nueva a tomar café y a soltarnos muchas historias tristes ¡con una felicidad! Eso nada más le pasa a mi mamá.

En mi edificio somos 14 familias y, de un lindo saludo, no pasamos. Claro que está doña Rhyna, a quien siempre le llevamos dulce y es de trato elegante. También Irma y Patricia, con quienes puedo tomarme un café, aunque sean mayores que yo porque son unas señoras que parecen de mi edad, con sus ropas juveniles y su alegría. Pero nuestras confianzas tienen muros que nunca vamos a derribar. Hemos llevado a comer pizza a los niños, Covi y yo, que somos las contemporáneas de la torre, pero no nos lamemos heridas. Al menos, no todavía, y ni creo que lo lleguemos a hacer. Qué bellas tus hijas, qué bellos tus hijos. Mua, mua y adiós.

Sirvo su taza. Eridania ha puesto la taza y el platito de la vecina completamente diferentes. Odio darme cuenta del mínimo detalle porque la única que sufre soy yo. Un Equal, por favor. Lo echo y se disuelve. Al café no se le nota si tiene azúcar o no.

A mami le van con todas las historias, toda la gente, pero es que ella tiene azúcar en la sangre. A veces la gente entiende que soy igual, pero yo soy como sustituto de azúcar. Puedo llegar a empalagar, pero lo más probable es que si abusas de mí, te deje con el paladar amargo. Eso lo aprendí gracias a la cantidad de dosis de abuso emocional que me dispensara mi madrastra. Así que miro desconfiada a la vecina. Con el ceño fruncido, al principio sin darme cuenta; al final, a propósito. Pero ella no entiende. No es su costumbre escuchar los gestos ajenos. Está en sus aguas perpetuando una historia para que caigamos rendidos en sus redes que buscan la compasión pero ¡es tan mala actriz!

Habla del hermano que murió de cáncer, pero leo entre líneas y en su gesto acelerado al hablar de ello, que murió de sida. Que si un maricón reconocido y de apellido era su mejor amigo y le dejó un apartamento donde ahora viven su madre y un Pomeranian que era el hijo de su difunto hermano que repartió los bienes en vida cuando le dijeron de su enfermedad terminal. De que esa gente es lo máximo, que le prepararon el entierro y cuando ella vino a llegar a la funeraria, directamente del aeropuerto; el maricón encopetado junto a un grupo enorme de nombres gays masculinos, le tenían una mesa parson llena de fotos, incluyendo los viajes en crucero del grupito. El hermano, entrado en años, soltero; sólo tenía amigos maricones. Mire, hermano, que yo sí que he tenido muchos amigos, muchos pudieran tildarse de solterones y andar en grupo con otros hombres pero no hay uno que sea maricón ni se le confunda. La vecina no sabe que yo conozco a los hijos del hombre y cree que el apellido es lo único que vamos a escuchar, como las demás gentes a quienes les atraen la fluorescencia y no la moral.

En una salimos porque sonó a que chocaron duro, pero era un frenazo de patana al darse cuenta del semáforo. El café de la vecina se le enfrió porque no paraba de contar y contar su asunto.

Vino el hijo de la vecina, que tiene como 13 años, a darle con el zapato a Tommy, el perrito de mami. Tuve que llamarle la atención porque mami lo vé, se irrita por dentro pero es incapaz de poner límites en su propia casa, y se hace la chiva loca para después que el otro ya se ha instalado full, andarse quejando. Vino el hijo chiquito de la vecina a llamar a mis hijos con la autoridad con que se llama a un perro, de verdad, no es por mordaz que lo digo, pero él creía que yo soy mi mamá, o que mis hijos, por mansos, son imbéciles; así que, a la segunda, le dije que no, que así no se les habla a niños más chiquitos, pero antes, mi hijo mayor también le dijo algo y se escapó de su yugo. La segunda vez que volvió con su llamado canino, fue cuando le dije eso, porque yo no me meto en pleito de muchachos, pero el carajito le lleva seis años al más grande mio, aunque son casi del mismo tamaño. Entonces, para probarme porque me miraba desafiante, empezó a romperle las manos a los míos para que soltaran las canasticas que les dieron en el cumple al que fuimos ayer, y tuve que agarrar las dos malditas canasticas y zumbarlas lejos, porque el niño no entendía hablándole dulce. Al principio mis hijos estaban compartiendo muy felices con él, pero él no tenía fin y los queria todos. La gente no respeta. Dios sabe que me encantan los niños, pero Dios también sabe que no soporto muchacho malcriao y que nunca me meto, pero me jarta tanta mala educación. Y la vecina igualita, nada está pasando, sin parar los labios con la otra historia del hijo que se le mató en Nueva York, que ahora tendría 21 años, contándolo como un chisme, por no decir una broma. Y parándose, porque no es idiota y ya se dá cuenta que me está molestando.

Yo tengo un Master en gente. La vecina no me agrada, pero mi madre le entra a tó y ya le entró a la vecina. Dentro de poco recibiré la llamada de mami quejándose pero fumándosela.

Azul Bolita

Llegamos del otro lado del puente, tardan en abrir la puerta, aunque sea eléctrica. Ahí dentro hay de todo: una oficina, un hogar, una viejecita de 101 años a la que bañan y dan de comer cada día y que conserva un tino exquisito. Unas gentes de barrio que cuidan a la viejecita y se aprovechan mudando a la familia entera. Una señora-como-pocas y un hombre que poncha diario aunque vive lejos.

Todos los días, sin importar su ánimo, su negocio crece porque él no deja de ponchar, aunque sea domingo, aunque lleve una venda por la cirugía y haya que cambiarle la gasa cada media hora enchumbada de sanguaza. Aunque haya que pensar en buscar otra línea de crédito porque sus ambiciones son más grandes que su espacio vital. El consigue el dinero y prosigue a otra ambición. Y cumple. Y cumple. Nunca ha quedado mal. Y su palabra es honorable. Y nunca se dá cuenta de lo que pasa entre las personas de barrio, aunque las saluda a diario, porque le espera la nómina, la línea, la hora.

Son dos casas colocadas en "L". Una pequeña y una mediana. Una oficina que arropa la cabeza de la casa mediana y le deja un lado calvo. Hay una piscina donde las dos casas confluyen, únicamente con el agua que ha caido en estos días y que se ha reparado dos veces en seis años pero que nadie usa. Alrededor tiene un alto muro peinado de alambre contra robos. Ese muro lleva el mismo estilo que Santa, cuando Elizabeth le hace rolos. Al lado hay un solar abandonado con de todo. Menciónalo y lo tiene. De todo. Las personas del vecindario echan allí la basura.

Samuel sale con el pene afuera y una camisetica. De las gentes de barrio, una es la madre de Samuel que es hija de la que verdaderamente cuida a la viejecita, Delia. Esa tiene una hija un año mayor que Samuel, que a veces anda en panties y sin ropas y Delia la deja andar así entre todos los hombres que están empleados en el negocio, que la ponen a bailar pero después se avergüenzan, o se hacen los avergonzados porque yo voy pasando.

La mamá de Samuel ha parido otro hijo al que adora y le dá muchos golpes a Samuel cuando se acerca al bebé o cuando está comiendo un pan y tiene mantequilla en las manos y la boca engrasá. La mamá de Samuel se pone un bajimama aunque su barriga no se haya reducido y todavía parezca embarazada, como Barriga Verde con faldas, y no habla, pero si se acerca a Samuel, le pega un pellizco. Uno se dá cuenta porque el niño sale disparado llorando, pero no por la cara de ella, que es inmóvil y parece de virgen. Ella camina despacio arrastrando los piés, impulsada por una leve sonrisa y se queda mirando al bebé nuevo con cara de loca y, sin importar lo que nadie le diga, lo sigue dejando en la cama solo. Y el bebé ya se mueve y se ríe un montón y el bebé es idéntico a Samuelito.

Ví a Delia agarrar a Nahyeli porque tenía rabia y se le habían acabado los cigarrillos. La metió en un tanque de agua. Eso fué cuando llegó al trabajo. La niña era chiquitita y se hundía porque no daba pié, para luego sacarla sin aliento y sobarla con una correa. Le llamé la policía ahí mismito y la amenacé como si yo también fuera de barrio, para que no lo hiciera de nuevo.

Mis niños juegan con Samuel y Nahyeli, pero hoy le andan corriendo, dicen que Samuel hiede mucho. Yo no entiendo hasta que se acerca. Es insoportable el olor. Le han puesto un brazalete de trapo que está lleno de ajos.

-Pero yo le dí los desparasitantes que le mandó mi pediatra, ¿usted no se los dió?- Le pregunto
- Sí, pero esas son pendejadas de médico, porque el ajo es lo que no deja que los gusanos le salgan por la boca.

A Nahyeli la inscribió la señora-como-pocas en el colegio porque le daba pena ver a la niña sin hacer nada un día entero, más que sentarse en las piernas de esos hombres. La semana pasada faltó tres veces, por comodidad de Delia, que si había huelga, pero el colegio queda en la esquina; que si estaba lloviendo, pero el colegio queda a una esquina; que si la niña tiene tos, pero ella está jugando y el colegio queda en la esquina. La señora-como-pocas está furiosa. Es que sus nietos van al colegio aunque haya huelga, aunque esté lloviendo, aunque tengan gripe. Delia dice que el colegio no es tan importante, que lo único que quiere es que, eso sí, que termine de aprender a leer.

Rojo

Cuando le dije a Raquel que siempre he sido la típica viejita que teje en su mecedora, realmente me refería al circunstancial. El panorama estaba tenso. Voy de la mano casada con el hombre perfecto y no quiero pecar ante el anhelo de ser soltera, de nuevo. Sus aventuras no son tales ni tengo tal desdicha, y para las mías no hay ticket de vuelo. No hay un router. No hay un tres letras de destino ni de partida. No hay round fee. Voy suspendida en el aire. Ayer en Canadá, frente al lago, encendía el cigarrillo y tiraba la caña y era hombre y tenía que huir. Hoy, a tres esquinas de mi casa, también convalesciente, quiero un cojín y una pastillita que me ponga a dormir, para soñarme que escalaba esa montaña que escupió esa piedra que me dejó así.

Los niños me interrumpen. Tienen hambre. Se suben a mis piernas, uno con el dedo en la boca. Son las dos de la tarde.

A sus cuarenta, García está solo


En conmemoración de sus 40 años, he releido "Cien Años de Soledad", la aclamada novela cumbre del periodista de oficio Gabriel García Márquez, la cual le tomó muchos meses en escribir y le costó durante su redacción el literal encierro. Esfuerzo demasiado grande cuando el resultado...(pausa)

No terminaba de entender a mis visceras, en su fascinación absurda por Borges y su casi repudio por García Márquez(1). No por la persona, porque no creo haber odiado a nadie todavía, cuanto menos a alguien que no conozco. No por sus cuentos porque siempre me han gustado como se degusta una paleta, momentáneamente, sin altos recuerdos de su sabor excepto por "Ojos de Perro Azul", cuyas remembranzas de ángeles y cadáveres con vida todavía me provocan la misma náusea, que puede también ser una hermosa reacción (1)... El problema era su novela. Lo único que no me gusta del Gabo es su novela "Cien Años de Soledad". Y ni siquiera es ella misma, porque es como si no existiera, sinó los ecos de voces ajenas que escucho en ella.

Yo creía que mi desgano provenía de su lenguaje novelístico y acabo de confirmar que no es cierto. Si bien su lenguaje no tiene nada de espectacular puesto que sigo insistiendo en que el usado por él para redactar coincide más con la forma del ensayo que de la novela, sus articulaciones no me disgustan. Me desencantan las figuras. Ninguna de ellas es propia. Todas son recicladas. No voy a hablar de plagio, porque si tal cosa fuera cierta, estoy segura que hubiera sido denunciado antes y no precisamente por mí; así que hablemos de reconstrucciones a partir de retazos ajenos. Pero invito a Uslar-Pietri a recuperar sus personajes y sus situaciones. E invito a mi corto de visión Borges a recuperar a Funes y sus artificios. Ellos sí son reales, Uslar-Pietri y Borges. Ambos con figuras originales del gaucho y del indígena. Ambos con estructura de lenguaje propia. Ambos con un uso conciso del tiempo de atrás para adelante, de lado a lado, de adelante hacia el lado y todas sus posibilidades. Ambos reducidos y privados de un Novel que fue otorgado sin más a otro, al mercader de sus ideas. La máquina de recuperar la memoria es un Aleph y un Funes juntos, un artificio y una persona juntos. Y todas estas figuras con veinte y tantos años de añejadas antes de ser sostenidas en 471 páginas, durante 1967.

(retomo la pausa) el resultado es que García Márquez se ha sabido promocionar, dos por el precio de uno. Ha sabido reducir la sabiduria de verdaderos literatos con caldos de gusto popular. Hoy por hoy diríamos que el Gabo le añadió a aquellas refinadas figuras la marca latinoamericana de "una libra de cadera", el sudor, la superstición, la ignorancia, el gusto por el miedo, una sabiduría absurda, las mezcló a fuego lento y sacó un experimento del Dr. Frankenstein. El experimento funcionó: caviar tibio sobre galleta de soda.

P.D. Referencias de lectura obligatoria (el caviar en su punto, como debe ser servido y sobre un plato apropiado), favor prestar atención a las fechas de publicación: Jorge Luis Borges-Ficciones (1944), El Aleph (1949), El Libro de Arena (1975), Poema "El Hacedor" (1960), "El Otro" (no recuerdo la fecha, pero ¡por favor!, mucho antes de 1967). Uslar-Pietri: Barrabás y otros relatos (respecto a su narrativa), ah, la fecha importantísima de 1928; El Camino a El Dorado (1947); Treinta Hombres y Sus Sombras (1949).

saludos,


Laura

Saturday, October 06, 2007



Lo del cabello siempre ha sido casi un fetiche en mí. Me gusta llevarlo largo, largo, por la única razón de que soy muy sensorial y el pelo largo me acaricia la espalda, me roza la cara, me añoña mucho y casi puedo decir que me acompaña. El pelo largo es parte de mi ropa, sin él, estoy desnuda.


Cuando era chica, me chupaba el dedo índice de la mano derecha, este mal hábito me avergonzó por mucho tiempo y no me gustaba hacer gala de él en público, pero para dormir me era indispensable. El otro indispensable para dormir era el cabello largo, lo tomaba y le daba vueltas con mi otro índice y pulgar, le colaba los dedos de arriba abajo, lo intercambiaba mechón por mechón, me acariciaba la cara con él, sobre todo los párpados y la frente. Le daba volumen de tanto tocarlo.


A la edad de 7 u 8 años, no me gustaba peinarme y tenía el pelo muy largo. Mi madre tomó la decisión de cortarlo. Yo estaba acostumbrada a que me lo cortaran poquito, apenas las puntitas. Como yo era muy mansa, nunca pensó que habría protestas, pero me tuvieron casi que agarrar entre varios. Cuando ví que José Antonio agarró su famosa navaja y me llevó la mitad, pegué un brinco enorme y comenzó el berrinche. La pelea fue campal. No me podían dejar con media melena larga y media corta, así que, a pesar de todo el esfuerzo que hice en demostrar mi punto de vista, no conseguí que me lo dejaran quieto. Ese instante donde un niño pierde algo sagrado: un juguete, una mascota; lo viví yo con mi cabello. Conservo dos fotos enojada: a los tres, en la playa, interrumpida al leerme un cuento, tengo el ceño cerrado y estoy en cuclillas; y otra la tarde del corte de pelo, poniéndome unas medias altas, sentada en un sofá y mirando a mami que me tiraba la foto, como se mira a una enemiga.


Karine, mi prima que siempre ha sido mi hermana mayor, tomaba el biberón y también procedía a distraer un mechón de mi pelo para ella dormir, pero le daba vueltas y vueltas sin soltarlo hasta que yo gritaba del tirón horrible y del susto. Siempre prometía no volverlo a hacer y siempre terminaba haciéndolo. Me parece que se iba enredando sin querer pero también me parece que ni tanto me molestaba porque le permitía tocarme el pelo de nuevo.

Johamy no. Joha se entraba el mayor y el anular a la boca, índice y meñique sobre las mejillas, ,y procedía a presionarse el lóbulo de la oreja. Annabelle se bebía el biberón con un dedo en el ombligo. Paola chupaba bobo hasta que papi se hartó y los metió todos juntos a la troqueladora.


Ayer lo corté. Quería probar algo nuevo. Ando muy contenta hoy y no lo he extrañado tanto como creía. Ya ven cómo me gusta andar desnuda por ahí.

Friday, October 05, 2007

A su Alteza Real. Mi amor.

¡Que todos queden quietos!
Aquí viene.
Disfrazado de valiente,
empuñándome en la mano.

Que todo habitante,
escucha,
trabajador honrado
diga en voz alta
¡Viva el Rey de la Ciudad Sagrada de Laura!

Levantando el puño
o con las dos manos
exhiba respeto,
pleitesía fiel.

Que tu diamante
brille
como brilla el mío,
también.

Y que vengas cada día,
aquí mismo, al castillo que te he erigido.
A escuchar mis palabras...
sólo porque no puedes vivir sin Laura.

Thursday, October 04, 2007

7 karats

En la frente. Ella lo llevaba en la frente.

El fue cortés, pero sin ser personal. No quería nada en su frente.

Ella descansaba los ojos y sabía que uno no juega con él. Jamás se juega con él. El no es para jugar. El es un Swarovski de cisne puesto sobre la mesita de centro de la sala. -"Eso no se toca", dijo mamá.

Pero ella tenía clavados en su mente cada corte del cristal, no por obligación, aunque no recordarlo era imposible, impensable; sinó por la pasión y la limpieza de corte. Exactos. Cada corte exacto, al milímetro, a la décima de milímetro, y los podría repetir una y otra vez en cualquier escala. Cada arista, cada arista, cada arista ¿Cómo coño se pueden recordar tantas dimensiones y grados de ángulos?

Ella se lo arrebató. El le dijo "No lo hagas, dámelo". Pero ella lo arrebató a pesar de él. El loto florecido ya no tuvo lugar sinó en todo el espectro de ella, en todo el espectro de él. Se sentaron a verlo: inmóvil, sin tallo. Hubo que acostumbrarse a las rocas, al cambio de agua por lluvia, si es que alguna vez habría, a la superstición de creer que seguiría. Y le vieron todo, cada parte florecida y cada parte sin florecer, pero en sueños compartidos, quién sabe si juntos, porque nunca, nunca pudo ser.

Así que allí, libre de la peligrosidad del tacto, ella jugaba, pero no por malicia ni por verlo roto, sinó porque ese cisne era ella en él, era el él de ella, era el todo.

Que si una vez trasladaba las aguas, que eran lo más genuino e imperdible y que eran grandes lagunas rasgadas de erosión. Las llevaba enteras debajo de sus cejas, las revolvía un poco, chapoteando con los pies y de vuelta a la magia de que eran ajenas, las dejaba intactas y en su lugar otra vez. Que si ahora los labios, largos y finos pero también carnosos, pero también vivos, agitados, crispados, extendidos...caben esos dos en esa descripción alrededor del mismo puñado de grandísimos montículos blancos, con leves levantamientos a los lados, para hacerlo más sincero a él. Rastrillando veces en que hubo besos y caricias locas, y que hubo roces y miradas quietas, algunos "no" inmensos y también algunos después. Después siempre llegó entonces, salvo por el último, que se volvió un "no".

¡Y la altura! ¡Hermoso rascacielos rozando el espacio que ya no es de nadie! Espumante corona que se deshace en las copas de los árboles, al mejor estilo Moët et Chandon, con una blancura que desborda al gigante en la cara de niño y le da ese aspecto bien lindo, casi, casi como un ángel. Suben y bajan liliputenses por doquier todos con el propósito de maniatarlo. El se levanta, rompe amarras sin dificultad. El es fuerte y te voltea con un giro de muñeca y te agarra en un abrazo casi imperial.

Los otros ángulos retocando el descanso, hundido el mentón en un puntito cerrado, pequeñísima alhaja donde cabe la punta de su lengua en fosa de miel. Que si bajaba todo el cuello hasta el pecho erguido, ancho, fuerte, limpio, sin una sola interrupción. Con los latidos, siempre tan altos, aquel bullicio que anuncia "Aquí estoy, hecho de fuego, callos, alas y piel".

Luego de la carretera llana, vienen los cuadros. Nadie sabe si fue obra de extraños, como los círculos de las cosechas. Asfaltados con surcos profundos a los lados, delimitado cada espacio a una figura geométrica, para luego enseñarte el panorama completo que va sembrado de parcelas por doquier.

Y él tira del hilo, sin desenvolverlo todo. El no se puede dar esos lujos a estas alturas, después de que quedara sin nada, aquella vez. Estuvo emocionado, eso hay que decirlo. Pero su conmoción era mustia, como de herida vieja, como de ahora qué me importa. El no podía creérselo, ¿qué esa era ella? ¿qué decía qué? ¿sería que ella estaba cuerda? No, ella tiene que estar errada, por la sanidad, por el bien. Pero ha fallado en el tiempo y ya no es hora.

Ella quería otra cosa, una respuesta inmediata, como un estornudo, un arrebato, una cosa que la levantara y zumbara por los aires y la lanzara lejos, lejos, donde no hay construcciones, ni compromisos, ni relatos. Solos en el desierto, solos ellos tres.

Ella quería que él llegara, cambiara todo, se sentara a la izquierda pero durmiera a la derecha, como debe ser. Como debió ser. Como es ahora y siempre ha sido y en última instancia, llegada la muerte, la burlará y será. Pero fué suficiente. El cerró los ojos y viendo la nada, se marchó a dormir y acordaron jamás otros después.

El sigue durmiendo esta noche. Con sus sueños y burbujas y con su paga. Qué dicha es cobrar, aunque sea atrasado...millones y millones y cuatrillones de amor escondido. Qué rico el que, sin comprometer amor, es amado.

Ella se queda y avanzan las horas y los minutos también, y a cada segundo, una nueva deuda escribe estas líneas. Y un diamante irremediable en su frente occisa...y el mismo diamante, renaciendo en la de él.

What Kind of Car Are You?