Pensativa
No sé si te conté que actualmente estoy en el curso base para optar por una plaza para la carrera de Bellas Artes, que en Dominicana tiene cupo limitado y no ha sido estructurada para adultos sinó como carrera vocacional y extracurricular dentro del programa de Educación Media y Secundaria. De 300 a 350 personas que entran a este curso, desde hace dos años, sólo unos 30 entran a la Escuela, evaluados rigurosamente. Instintivamente eso es lo que soy y siempre quise hacer, pero queriendo no contradecir a mis padres, construí otra cosa de profesión. Pienso en el valor que me faltó para perseguir aquella media beca en New York Center Arts...y el valor que me ha faltado para perseguir otras cosas, como escribir para publicar; que me veo igual que a los diez, detrás de mis gruesos lentes, la coronilla del pelo sobresaliendo por la espina dorsal de un libro de boca abierta, escupiéndome de frente, descubriendo la oscura y polvorienta biblioteca de secundaria del Colegio Santo Domingo cada recreo; vestida de tanto brío calmo, con el corazón desbordado, mordiéndome los dientes para sentir los huesos de la sién, sentir el choquecito del parietal recubierto contra los lentes; y finalmente, anestesiar los espectros hasta el día después, hasta el timbre de las 10:40 am, en la soledad de aquel palacio. O a los catorce, en una ruidosa fiesta a las que todos anhelaban ser invitados y yo allí, desperdiciando una codiciada invitación, cumpliendo, siempre cumpliendo; pero con la mente en “1984”, releyendo la página en la que quedé en mi cabeza mientras un disputado joven me saca a bailar y yo, desnuda, puesto que mi invasiva madre me había cortado la falda para que dizque estuviera a la moda, todas las piernas al aire, y me había montado en el carro para que yo fuera a la actividad...y allí frente al muchacho, yo con el ceño fruncido sin escucharlo ni entenderlo porque quería descifrar ese momento en que la sociedad de la desinformación y la manipulación cambia a todos los hombres menos a uno y le achica las palabras, invirtiendo el proceso de expansión que dá el amor a una fórmula; hasta que me dí cuenta por Clara, una de mis mejores amigas que se moría por él y yo sin entender el alboroto porque siempre fui la más joven de todos los grupos y la más lenta en lo social, tardía para cosas como la atracción al sexo opuesto; entonces, sintiéndome tan interrumpida por él como manipulada por mi madre, igualmente absorta le digo que porqué no bailaban mejor ellos dos y me ví como el Gran Hermano, observando en la pista de baile a la sociedad de la desinformación lanzarse unos contra otros, con los puños al aire y tuve un momento déspota. Esa monstruosa imagen mia la pude ver desde afuera y me asustó tanto, que decidí dejar de ser una come libros muda para empezar a ser persona e interactuar con los demás. Hasta descubrí que, por momentos, mi capacidad de disfrute por lo insensato y superfluo excede mi capacidad de abstracción. Y, lamento que, en el proceso, mis conversaciones son monólogos porque nunca me sometí más que tardíamente a esta práctica, donde hablo mucho e insustancialmente, porque mi boca, en el entusiasmo de verse ejercitada, deja de lado al cerebro y dispara. SHOOT.
Veinte años más tarde, soy un poco esa misma persona con algunos “upgrades” solo que vieja, viejísima. Soy el cuerpo de la primera Macintosh con el disco duro de una iMac o una Mac Pro, que envidia a HAL porque ha aprendido a conversar y sus dos memorias se disputan entre lo que procesan y lo que ejecutan. Así me la paso frizada. Espero con los dedos cruzados que me acepten en la Escuela porque he perdido mis habilidades en un 80%. Me sobreviven chicos de 15 a 18 años, con una seguridad y limpieza de trazo, que espantan. Gente, como todas, que hace lo que quiere, sin artificios ni complicaciones. Y como todavía le tengo tanto miedo a hacer lo que me gusta, como si pensara que hay algo de malo en ello, no sé cuándo llegaré a nada.
2 Comments:
Mucha suerte y muchos éxitos con la plaza en Bellas Artes. Nunca es tarde para retomar. No soy el más indicado para decirlo, pero bueno aquí va como quiera el disparo: quizás no hay más remedios que lanzarse al agua, aprender a nadar, y disfrutarlo. Si no se disfruta como se esperaba o no se pudo aprender a nadar bien, bueno, aparecerán otras cosas interesantes a donde enfilar.
Abrazos.
P.D. No asumí que el “te conté” apuntaba por estos lares, pero como quiera leí esto y me sentí compelido a dejarte el parrafito anterior.
jajaja, Yuan...¡me encantó!
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