Familia Ortiz Díaz

Tuesday, October 09, 2007

Ni Siquiera

se te ocurra voltearte. Me decía a mí misma, como intentando ponerme en orden y salir del shock. La señora harta-de-la-vida le acaba de decir a mi hijo que "Coño, niño tan gordo, tú no ves que estás aplastando al otro". Mis dos niños, hijos de dos padres que se preocupan, que no les pasan una pero les dan mucho amor y que entienden el respeto a los adultos y a los demás; ve que a la harta-de-la-vida le ha molestado la belleza de ver dos niños completamente felices, diciendo adiós con sus manitas a todo el que les pase por el lado mientras comparten un carrito de super, sin molestar a nadie. Entonces se me monta un asunto y me volteo y le digo, "Claro, usted tenía que decir algo feo, si usted no tiene nada bonito que decir, quédese callada" a lo que me responde con un chuipi.

Es que el asunto es más básico, Gitti ¿Cómo puedo enseñarle a mis hijos el respeto a los adultos? ¿A cualquier adulto? A cualquier adulto porque el otro día, también, una señora "de-la-familia" le estaba pegando a mi hijo menor sólo porque el niño estaba caminando por la alfombra de la casa y a ella no le gusta que se la pisen. Entonces, no hay respeto, es cierto. Yo me he pasado la vida envuelta en respeto por la señora de-la-familia pero siempre ella me lo faltó a mí, así que, para que aprenda ella, no yo, la amenacé si me le volvía a pegar a Julián y le dije que yo nunca me defendí cuando ella abusó de mí, pero que mis hijos sí tienen quién los defienda y que mucho cuidado. Porque yo digo que hay maneras de hacer las cosas. ¿A usted no le gusta que le pisen su alfombra? Dígamelo cuando yo vengo, avíseme que el niño está pisando con sus zapatos nuevos y completamente limpios una alfombra que parece que usted usa de pañuelo, dígale al niño "por favor, mi hijo, no pases por ahí". El tiene tres años, pero sabe escuchar perfectamente, gracias a Dios, y obedecer. Pero ¡no venga a dármele golpes a la primera! Ahí tuve que decirle también al niño y delante de ella, porque esa mujer ha sabido ser mala, mala conmigo y con mi hermana, que si ella le vuelve a hacer algo que yo lo autorizo a que se defienda, o que me lo diga, que yo la pongo en su sitio. Si te supieras la cronología histórica, me lo aplaudieras.

Antes, cualquier adulto corregía a cualquier niño y la única loca con la que me topé fue con la señora-de-la-familia. Ahora, hay tanto loco suelto, que yo no voy a entrenar a mis hijos para el respeto absoluto. Ay, no.

En el colegio le estuvieron pegando a mi hijo mayor, tres niños más grandes que él. Dale, dale, dale. Cuatro meses yo quejándome para que lo que le dijeran a MI HIJO que no podía jugar con el niño que le pegaba, en vez de decirle al niño que le pegaba, que no podía pegarle a los más pequeños. Y porque, al final de los cuatro meses de decencia, un día me quejé más duro; en el colegio se armó un alboroto tal, que hasta las profesoras se prestaron a decir mentiras con tal que yo quedara como la mala de la película. Todo para distraer la atención sobre el hecho de que ellos no tienen el control ni lo van a tener. Entonces, te pregunto, ¿cuál es el paso a seguir? ¿quitarlo del colegio? No, lo inscribimos en un Club de Tigueraje y lo reinscribimos en el colegio y le dijimos a nuestro hijo: Si te vuelven a dar, tú agarras las piedras del patio y se las tiras, y si eso no es suficiente, búscate un palo y le das muy duro a quien sea, que papi y mami se hacen responsables. Eso, después de agotar el "se lo dices a la maestra" y escuchar "pero es que ellas están muy ocupadas hablando con las otras maestras en el recreo"; el "uno no devuelve golpe con golpe" y demás etcéteras y recibir a cambio que tu hijo, que entró perfectamente feliz a este colegio, al mes ande encorvado y se le salgan los pipís a los 3½ casi 4 años.

1 Comments:

At 12:06 PM, Blogger Unknown said...

Bueno, la verdad has tocado otro punto de "lo que no sé cómo explicarle a Alma": los golpes, la violencia, ¿debe devolver ella un golpe por otro?
no estoy de acuerdo con tu consejo de tirar piedras y mucho menos con el de coger un palo, pero yo no estoy ahí, no estoy viendo al niño pasar por esa tortura diaria y, honestamente, aún no sé que yo haría.
creo que el respeto se enseña con el ejemplo, pero también la comunicación. que tus hijos sepan que pueden contarte lo que sea, incluso que alguien "de-la-familia" le pegó. Eso sí.

 

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